7 de setiembre: Día de los Derechos Cívicos de la Mujer

Por Mávila Esteves Arévalo (*)

La lucha incesante de las mujeres por mejorar nuestra condición y posición tuvo respuesta por primera vez, el 7 de setiembre de 1955,  se promulgo la Ley 12391 que estableció el derecho al voto a las mujeres que supieran leer y escribir, fueran mayores de 21 y estuvieran casadas.

En 1979 se reconoció el derecho al voto a las mujeres analfabetas y en  1997 se estableció un sistema de cuotas de participación del 25%, posteriormente en el año 2000 se modifica la Ley Orgánica de Elecciones, elevando la cuota de participación política de 25% a 30%.

La Ley de Cuotas, ha sido un avance significativo a la participación política de la mujer, tal como lo podemos ver en el siguiente cuadro, salvo por estas últimas elecciones.

Año   % de mujeres
1990   6.61
1993   8.75
1995  10.83
2001  18.33
2006  28.30
2011  21.53

El avance con la Ley de Cuotas no coincide necesariamente con una agenda en defensa de los derechos de las mujeres, por lo tanto no se puede asegurar que un incremento de la representación femenina conlleve a mejoras para las mujeres.

Lo que se requiere son mujeres probadamente democráticas, que legislen a favor de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, que asuman la agenda de las mujeres, que puedan debatir y argumentar sólidamente, y que escuchen las voces de quienes son protagonistas de los problemas.

El impacto de la Ley de Cuotas a nivel  de las regiones  ha sido variable, para el periodo 2003- 2006 dio como resultado la elección de 3 presidentas regionales,  para el periodo 2007-2010 ninguna mujer, lo mismo ocurrió en esta última elección.

Al parecer los partidos y movimientos políticos regionales no han puesto mucha atención en alentar candidaturas de mujeres.  Si consideramos que los espacios regionales y locales pueden ser una puerta de entrada a la representación política de las mujeres, las cifras no son alentadoras.

Algunas explicaciones a este fenómeno: Las mujeres que participan en política son excluidas de la gestión, sufren hostilidades y hasta violencia física en el desempeño de su cargo, por lo que fácilmente son blanco de juicios administrativos que las dejan sin energías y voluntad política para enfrentar la situación (Alejandra Massolo).

Otra explicación es que los partidos aún no ponen candidatas en posiciones expectantes  o las ponen en los últimos lugares.  Está en manos de las legisladoras y legisladores otorgar a las mujeres el derecho a ejercer cargos políticos; la alternancia en las listas está a la espera de aprobación.  Por supuesto, todo esto aunado al desarrollo de capacidades e igualdad en el acceso a la información. Otro argumento es que gran parte de la población no confía en las capacidades de las mujeres.

Se augura un mejor panorama para la igualdad entre  mujeres y hombres, con los anuncios del nuevo gabinete ministerial,  que proponer  iniciativas legislativas  que aseguren la presencia femenina en la representación política, nacional, regional y municipal, así como en cargos de la administración pública y los espacios de representación de democracia participativa. Esperamos que estas declaraciones se hagan realidad por el bien del país.

 Directora de la Casa de la Mujer(*)