Chimbote: 20 citas para ajustar el pulso trémulo de una identidad

(Por: El Ornitorrinco - Ricardo Ayllón) Uno de los elementos particulares que muchos chimbotanos suponen encontrar en esta ciudad, es el cúmulo de desajustes que parece tener su historiografía, aquella suerte de viaje sobre un vehículo sin frenos que es como algunos interpretaron siempre su explosión demográfica, su despertar precoz, su riqueza inesperada; razón por la cual más de uno se ha atrevido a postular que la nuestra es una ciudad sin identidad, deforme culturalmente, y sin fundamentos humanos que la sostengan.

Pero estamos también quienes por amor a ella, decidimos sumergirnos en los intestinos luminosos de su cronología y de la gente que la vio surgir, y hallamos la armonía de una crónica bien contada, el andar acompasado de una tradición, el registro detallado de su consolidación en el tiempo.

Lo que viene a continuación son veinte citas tomadas de libros de viajeros, estudiosos, periodistas y escritores (propios y ajenos) que, espero, puedan servirnos para apretar el pulso trémulo de su rumbo histórico, y nos lleven a la configuración de un rostro propio abriendo más el corazón de nuestro conocimiento e identidad con Chimbote:

chimbote 11. “Más adelante, al sur, está el puerto de Santa, en el cual entran los navíos, y está junto a él un gran río y de muy sabrosa agua (…) Más adelante, a la parte sur, está un puerto cinco leguas de aquí, que tiene por nombre Ferrol, muy seguro, mas no tiene agua ni leña”. (Pedro Cieza de León, “La crónica del Perú”, 1553).

2. “Un pescador nombrado Pedro Nolasco Días, oriundo de la Villa de Santa, fue el primer poblador que se afincó en Chimbote, allá por el año de 1760”. (Félix Álvarez Brun, “Sierra de mi Perú”).

3. “A una y media legua al sur de Santa se encuentra el famoso puerto de Chimbote, que Malaspina parece nominar puerto del Ferrol. Es el puerto más bello que existe desde el Cabo de Hornos a Guayaquil, un puerto parecido al de Tolón y que puede recibir todas las escuadras del universo. Tiene tres leguas de largo por media de ancho (Alexander von Humboldt, “Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, 1807).

4. “Abierto este puerto al comercio del mundo, será en poco tiempo uno de los que ocupará la primera línea en el litoral de la República, e inmediatamente para el departamento de Ancash el centro de su desarrollo comercial y la columna más poderosa para su prosperidad” (Antonio Raimondi, “Autonomía”, periódico de Huaraz, 1873).

5. “Apenas amanece el día cuando todas las miradas se dirigen al lugar en que está situada la población y por fortuna el incendio no ha tocado las propiedades particulares hasta el momento (…) Poco después se mueven los buques incendiarios después de haber cargado en la noche el resto de sus tropas y todo cuanto han podido arrebatar a los pobladores del mil veces desdichado Chimbote” (Pablo Aréstegui, diario “El Peruano”, relatando la barbarie cometida por los chilenos durante la Guerra del Pacífico, 1880).

6. “El clima de Chimbote es excelente, inmejorable. Ya hízose proverbial la buena salud de que gozan sus habitantes, llegándose a decir en tono serio que la presencia de médicos en este puerto, ‘es un lujo innecesario’”. (Enrique D. Tovar, “Tierra de promisión: Chimbote”, 1924).

7. “Chimbote, un lugar plano y cuadriculado. Sesenta manzanas le quedaban grandes. Un sitio para gente sencilla ychimbote 2 cariñosa. Nadie construía para después de mañana en tierras que podían ser ajenas o de nadie, solo Dios sabía por cuántos años más. Tenía la simplicidad de las poblaciones de frontera. Su gente original mostraba una decidida vocación por la felicidad. En ningún lugar del Perú reían mejor que en ese Chimbote primario, todavía sin industrias ni inmigrantes”. (Guillermo Thorndike, “Así nomás cualquiera no entraba a Chimbote”).

8. “En aquella caleta de islas blancas se oía el susurro del mar. Las casas de madera, todas en hilera, eran deshilachadas por la humedad salobre. Los amplios corredores de aquel pequeño puerto, donde tomaban fresco en las noches las antiguas familias, allí cantaban, bebían té jazmín en pequeñas tazas chinas, las viejas matronas hilaban vestidos largos y peinaban moños amelcochados, escuchando las notas musicales del Hotel Francés”. (Marco Leclére San Román, “El puma habita en el alcanfor”).

9. Chimbote de los años 40 era una hermosísima caleta con una playa enorme de doradas arenas (…) Su arena era tan fina que se pegaba al cuerpo y brillaba como aplicaciones de oro; su mar, límpido, de color verde azulado transparente, donde buceábamos sin lentes y con los ojos abiertos bajo el agua para rozar las piernas de las chicas o meternos entre ellas”. (Percy Robles Guibovich, “El Chimbote que se fue”).

10. “A esa hora la piel del mar se puntea de barcas devolviendo pescadores al muelle, cuyas piernas, como patas de pájaros, vemos colgando por la borda. Chimbote es una enorme bahía, dice papá, la más grande del país, puede contener a toda nuestra flota”. (Carlos Eduardo Zavaleta, “Pálido, pero sereno”).

11. “Un mar hermoso que miro y siento, aquí, en la Isla Creta, sentado frente al mar saboreando los deliciosos nísperos de Lassithi. Ese mi mar de Chimbote en los años 50 que fue tan idéntico a este. Recordarlo, límpido, olas que revientan y a lo lejos delfines que juegan, nosotros les decíamos bufeos, ah los bufeos de nuestra playa de los años 50. Cómo ha sido posible, Dios mío, que el hombre (unos hombres desnaturalizados por la ambicia del dinero) haya podido destruir por completo esa playa de mi infancia”. (Antonio Salinas, “Embarcarse en la nostalgia”).

12. Por los sesenta, Chimbote era una ciudad en movimiento. Había solo una luz de tráfico y la Panamericana era la única calle asfaltada. El resto de las calles eran puro polvo, llenas de huecos y bordeadas de bares. La gente era bullanguera y se peleaba por quítame esta paja. Pero, por encima de todo, habría que recordar el olor. Un olor pegajoso, verdusco, a pescado hervido. Cuando el viento no soplaba, un manto de neblina gris, vomitaba por las malditas fábricas, se arrastraba por las calles. ¿Te acuerdas? (Braulio Muñoz, “Alejandro y los pescadores de Tancay. Memorias”).

chimbote 313. “Ansioso de explorar la bahía de Chimbote, su población y actividades, de cuyo origen y crecimiento vertiginoso tenía alguna información, corrí a la Plaza 28 de Julio y al malecón Grau (…) Lo primero que advertí, instalado estratégicamente en la playa cercana al Hotel Chimú, fue un inmenso letrero que decía: “Prohibido bañarse – Aguas contaminadas”. La hermosa bahía que contemplaba absorto estaba agonizando, herida de muerte”. (Pedro Alva García, “Prohibido bañarse. Chimbote y la década del 60”).

14. “Por ahí dicen que en Chimbote la gente se muere por la plata y es verdad. Tienes que mirarle la cara a la gente para darte cuenta: todos están hambrientos por hacer plata a la carrera. Si haces plata, todo está bien. Y todo el mundo te saluda” (Julio Ortega, “Las islas blancas”).

15. “Chimbote es una olla enorme donde se ha echado de todo. Una de esas parihuelas que preparan los pescadores, y está hirviendo y no se sabe exactamente qué va a salir, ni qué sabor va a tener” (José María Arguedas, “El zorro de arriba y el zorro de abajo”).

16. “Una vez llegados a Chimbote, andinos y criollos se ven expuestos a una serie de discursos acerca de la buena vida. La propuesta de los dueños de la pesca recoge mucho de la cultura popular criolla. El pasado ya pasó y el futuro no interesa. Importa el presente y vivir con desenfreno” (Gonzalo Portocarrero. “Los hervores de Chimbote”).

17. “Ay, Dios mío, ¿qué pues está pasando en Chimbote para que haya desgracias todos los días? Hace poco nomás un juez mató a un obrero en PICSA y lo fue a quemar cerca del aeropuerto. Días antes de eso, una mujer en el barrio de San Juan ha incendiado el rancho de su amante y lo ha quemado vivo junto con su mujer y sus hijos. Y ahora nos tienen asustados en toda la población con la novedad de los pishtacos” (Óscar Colchado Lucio, “Del mar a la ciudad”).

18. Me interrogué: ¿El primer laberinto pesquero del mundo? No quise repasar la historia ni aventurarme a juzgar a quienes morábamos en el estómago de la ciudad. Solo me entusiasmaba la idea de que Chimbote no era un sepulcro olvidado en el tiempo, sino algo más carnal y vivo, una célula gigante”. (Ítalo Morales, “Camino a los extramuros”).

19. “El simbolismo nos enseña que la luna negra es propiedad de los brujos (…) En el escudo de una ciudad o de un país, jamás se coloca una luna negra. Cuando se coloca un astro va en color natural. El sol, va dorado o amarillo, y la luna, plateada o en blanco. ¿No será que por culpa de esa lunita negra (en nuestro escudo), Chimbote cada día está peor?” (Orlando Carrasco Bardales, “Apuntes para una historia de Chimbote”).

chimbote 420. Hablan de una ciudad envuelta en humo/ donde no se puede vivir con propiedad ni dignidad/ cuentan de un puerto violento y peliculero / de una bahía que fue azul, de islas/ que permanecen blancas. // Escriben de un infierno que no vio Dante / (más pequeño, pero con más capacidad)/ y del llanto mudo de los explotados. // Se escucha la voz de gente que discute el porvenir/ y el rumor del poblamiento incesante.// Charlan el mar y el valle, antes ignorados entre sí.// He oído de cambios y mejoras, de infortunios/ y repentinas alegrías, de fiestas y velorios.// No sé de qué lugar me hablan:/ Yo siempre he estado aquí, a veces saludo/ cuando reconozco a alguien./ Mayormente permanezco matando mis pulgas,/ ajeno al tiempo, blanqueado por el sol”. (Dante Lecca, “Apretón de manos y otros poemas”).