Conga va, persistente y gradual

(Por Antonio Luna).-  Neyra Después   de una pésima negociación y un prolongado  diálogo de sordos,  la viabilidad del proyecto  Conga  ha llegado a su trance más difícil.  En forma persistente y gradual el Presidente Humala refrenda que Conga va, los empresarios ofrecen pequeñas modificaciones del proyecto y  la mayoría de cajamarquinos, esgrimiendo distintos  tonos, rechazan el plan  por  el grave daño que sufriría su medio ambiente y los pocos beneficios que podría otorgarle.
Una acción violenta y autoritaria de parte del ejecutivo y el congreso para imponer a la fuerza el proyecto, como se rumorea, no solamente acarrearía un alto costo ambiental contra la supervivencia de esa región, sino además un enorme perjuicio económico y social  con  nuevos conflictos y fuertes contradicciones con el Estado,   defensor de los intereses de los grupos de poder.

Cajamarca es una de las regiones más postergadas y pobres del país, pero al mismo tiempo cuenta con grandes riquezas naturales, entre ellas el oro y la plata, que bien explotadas podrían convertirla rápidamente en una región próspera, democrática y soberana. Sin embargo, esto no es posible porque las autoridades de turno y los grupos de poder  siempre han gobernado para los ricos y han hundido a sus comunidades en la miseria, el atraso y la contaminación ambiental.

Hoy el proyecto Conga está en el ojo de la tormenta y en medio de una rebelión. Este conflicto empezó cuando el presidente, CONTRADICIENDO SUS PROMESAS ELECTORALES del 2011,  dijo que CONGA  VA y LA GRAN TRANSFORMACIÓN NO VA, porque si Humala hubiese cumplido su compromiso con los cajamarquinos y con todos los peruanos estaríamos discutiendo democráticamente un plan de desarrollo regional y nacional que contemple una nueva política minera con verdadero canon minero y regalías, con una correcta distribución territorial de los proyectos mineros ejecutables y no ejecutables, con respeto irrestricto al agua, a la vida y al medio ambiente y llevando a cabo proyectos agroindustriales, agropecuarios, turísticos y pesqueros.

Pero el gobierno de Humala  prefiere continuar persistente y gradual con la ejecución del proyecto Conga en contra del deseo de la mayoría de cajamarquinos, sin tener en cuenta su opinión, su bella tradición de lucha, su dignidad de ronderos y el respaldo masivo de organizaciones gremiales y autoridades de otras regiones, sin considerar su condición de excelentes campesinos y merecidos herederos del Imperio incaico. La soberbia, el autoritarismo y la demagogia del gobierno no solo producirán  un Conga como conflicto mayor sino otras jornadas que se vienen tejiendo como solidaridad y ante la incapacidad y la demagogia del humalismo.

No olvidemos que los conflictos sociales, son pequeñas guerras entre el Estado y el pueblo que se originan por defender cada uno sus intereses. Y como en toda guerra, los conflictos producen daños y perjuicios. Pero hay una diferencia fundamental entre la lógica del Estado y la del pueblo. Para el Estado antipopular, represivo y entreguista su lógica es causar disturbios, fracasar, provocar disturbios de nuevo y fracasar de nuevo hasta la derrota final. Para el pueblo su lógica es luchar, fracasar, luchar de nuevo, fracasar de nuevo, volver a luchar y así hasta la victoria.

Si Conga no va, el beneficio para el pueblo será mucho mayor que los perjuicios que causan su ejecución, sus disturbios o sus escaramuzas  cuya principal responsabilidad será de los que tienen en sus manos la solución: el Estado y los empresarios. Si el proyecto CONGA  no va el pueblo cajamarquino saldrá ganando porque se librará de una criminal contaminación ambiental y una confrontación violenta que quieren imponer el Estado y los grandes empresarios mineros en defensa de sus protervos intereses y sin Conga diseñará su desarrollo.

Pero, cada vez está más claro que la estrategia del humalismo no consiste únicamente en aliarse con la derecha y las FF.AA. para continuar aplicando la misma política minera y el programa neoliberal fujimorista, sino también radica en aislar a la izquierda para reprimirla e impedir a toda costa que se convierta en alternativa de gobierno y del cambio que el país reclama.(Fuente lamula.pe)