¿La Mejor y la Peor campaña electoral?

Por: Juan Gargurevich (Columnista) Los expertos en propaganda política y de la aplicación de las herramientas publicitarias deben estar enloquecidos con el escenario local porque pocas veces se asiste a semejante laboratorio de comunicación.

Los que no somos especialistas estamos en balcón y nos podemos dar el lujo de hacer lecturas prosaicas de la campaña electoral que culmina el 10 –por lo menos en su primera vuelta. Y preguntarnos, por ejemplo, cuál ha sido la peor campaña personal.

Fácil. La de Luis Castañeda, porque arrancó temprano en primerísimo lugar y fue descendiendo en la preferencia popular hasta llegar hoy al lejano quinto lugar en las encuestas. ¿Las razones?

Por ejemplo, creía, junto con su entorno, que había sido un gran alcalde de Lima pero esto es un error. Su prudencia para comunicarse lo llevó a convertirse en “El Mudo”, las obras que imaginaba lo llevarían a Palacio resultaron frágiles e incompletas y su logro máximo, el Metropolitano que debía resolver el grave problema del tránsito limeño se demoró tanto en funcionar que pasó a llamarse “Lentopolitano”.

En suma, la imagen de administrador eficiente que según sus especialistas debía reflejar, se desmoronó apenas la nueva administración municipal fue descubriendo fiascos, sacando placas ridículas (como aquella que le chantó a César Vallejo, en la Plazuela del Teatro) y evidenciando que inauguraba obras incompletas.

Castañeda obtuvo su breve lugar en la historia de la política limeña cuando derrotó al verdaderamente carismático Alcalde Andrade, pero a partir de ahí, pese a convertir a la Municipalidad entera en maquinaria propagandística, se evidenció que no tenía el peso necesario para ser Presidente.

¿La mejor campaña? La de Ollanta Humala, sin duda, pese al masivo cargamontón mediático que lo persigue desde la elección pasada.

Humala ha pasado hoy al primer lugar de las encuestas y ya nadie duda de que estará en la segunda vuelta para disputar la preferencia nacional. Debe haber explicaciones del salto del candidato motejado de estatista, chavista, responsable de crímenes, velasquista y de todo aquello que atenta contra el orden establecido y la tranquilidad de Bolsas y bolsillos.

Tiene en su favor la edad, la energía, la posibilidad de dirigir con carácter la batalla contra la delincuencia (la famosa inseguridad que tanto sufrimos), la novedad porque los demás son reciclados y algunos reinventados, como PPK que está en política desde 1980 o ligados a la corrupción y al montesinismo como los Fujimori.

Las derechas hoy fragmentadas se lanzarán contra Humala en la segunda vuelta. Pero la ventaja actual significa ya un importante lanzamiento de la nueva izquierda democrática.