Magia y color del teatro al aire libre

(Identidades Peruanas) El teatro de la calle, por ubicarse en espacios abiertos, implica un reto para los actores, directores y dramaturgos. Conlleva una responsabilidad social y cultural, ya que se realiza en espacios de uso público, donde convergen personas con diferentes perspectivas sobre el arte.

teatro-al-aire-libreEl teatro en espacios abiertos es especial por diversas razones. Su formato no es igual al del escenario tradicional, por lo que está presto a nuevas posibilidades para el diseño y la relación que se establece con los espectadores. Además, están expuestos a distractores de todo tipo, por lo que el arte al aire libre requiere de riguroso entrenamiento para “enganchar” al público y que no abandone la función.

Debido a que se trata de una ruptura en la rutina diaria del peatón, es necesario que la puesta en escena convoque y cautive al espectador, que establezca con él los momentos y los espacio mágicos en el que se realiza el rito teatral. Por ello, incluye elementos no convencionales como musicalidad, cantos, recursos circenses y objetos de diversa naturaleza destinados a enriquecer la puesta en escena.

Encanto público

El teatro de la calle, por las exigencias que su realización requiere, es una de las formas artísticas más importantes para el desarrollo cultural de las personas, comunidades y del país en general. Del mismo modo, representa la oportunidad de crecer artísticamente, desde cero, hasta alcanzar metas tal vez impensables. La clave de este éxito depende de la profesionalidad con la que se asuma el reto y precisamente en ello radica su encanto.

 Estela Paredes Medina, fundadora y directora de gestión de La Tarumba, comenta que el teatro en las calles es uno de los desafíos más grandes para cualquier artista. “Para enfrentar un escenario callejero es necesario dominar diferentes artes porque el espacio es circular. Significa tener ojos atrás, adelante y a los costados, tu espalda tiene que expresar tanto como tus ojos, porque todos te están viendo”.

Este arte goza de una suerte de libertad de expresión a través del cuerpo y la dramaturgia con mensajes de distinta naturaleza, del mismo modo que permite al público recibir y responder al espectáculo con el mismo sentir. “Estar en la calle es como tomar la forma más antigua del teatro, es defender su democratización. En términos de llegada, te permite masificarlo, pero en esencia, sin distinción del lugar en que lo realices, es un arte político”.

Paredes Medina señala, además, que el teatro en las calles se relaciona con otras artes como el circo, debido a la necesitad de captar la atención del público. “Es un espectáculo en el que se asumen riesgos. Los artistas se atreven a decir y a hacer algo ante un círculo de personas para sorprenderlos y tocar emociones y el corazón de los transeúntes, quienes tienen un destino fijado, pero que tú cambias con el teatro”

Calle y calidad

teatro latarumba31Al teatro en las calles en numerosas ocasiones se le ha considerado como un género marginal y de mínima trascendencia. Sin embargo, la realidad demuestra que este arte en  espacios alternativos cumple un papel muy importante en la vida cultural de un país. Por ello, debe vincularse su valor artístico con el potencial educativo de la actividad. Sin embargo, todavía existe un déficit de políticas culturales en esta materia.

Wili Pinto Cárdenas, director de Maguey Grupo de Teatro – Centro Cultural, agrupación dedicada a la creación, producción y difusión teatral, comenta que las calles son espacios alternativos que masifican este arte y revalorizan los lugares públicos convirtiéndolos en recintos para la imaginación, la memoria, la identidad y el debate. “En el Perú hace mucha falta esa práctica, pero el Estado no considera presupuestos ni proyectos promocionales”.

A pesar de las dificultades y la falta de apoyo, diferentes agrupaciones surgieron de las calles y se convirtieron en reconocidos talleres de teatro, es el caso de La Tarumba y Maguey. Otras decidieron quedarse en las calles, como Fiesta Internacional de Teatro en Calles Abiertas (Fiteca), en Comas, que celebró su décima edición en el 2011; y La Gran Marcha de los Muñecones, del director Jorge Rodríguez y la Asociación Cultural Yawar.

Los especialistas consideran que es necesario comprender que el teatro de la calle se trata de un arte, por lo que su práctica requiere de exigencias profesionales en todo sentido. Este compromiso debe involucrar a creadores, artistas, grupos teatrales y, en especial a autoridades de los sectores educación y cultura. El potencial de enriquecimiento educativo no debe ser desaprovechado, ni en la educación formal de escuela, ni en la comunitaria. (Artifice Comunicadores).