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¡Canten un cántico nuevo!

Chimbote en Línea (Por: P. Matías Siebenaller) Con frecuencia, exhortaciones bíblicas que brotan de una situación nueva, nos invitan a cantar un cántico nuevo. También nuestras recientes celebraciones de Año Nuevo expresaban rechazo de un pasado marcado por la violencia y la corrupción y ganas de estrenar una convivencia humana nueva. Y para colmar nuestras ansias de renovación el Papa Francisco nos ha regalado su “Alegría del Evangelio”.

Este documento, reflejo vivo de la personalidad del Papa Francisco, recoge los frutos del Sínodo de Obispos de 2012 sobre el tema: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Muchas proposiciones de la “Evangelii Gaudium” ya están levantando polvo en muchos lugares del mundo. Hoy recordamos aquí lo que el Papa, en las primeras páginas del documento, sitúa como fundamento y condición de la renovación eclesial: una profunda y exigente conversión al Evangelio de todos nosotros.

1. Una Iglesia en salida (EG 19-24)

Toda iniciativa evangelizadora obedece al mandato de Jesús: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,19).  En esta salida misionera está Abraham que escucha el llamado y deja su patria y su parentela para ir a la tierra que Dios le señala (cf Gn 12, 1-3); están Moisés y su pueblo caminando de la tierra de esclavitud a la tierra prometida (cf Exodo); están los profetas que tienen que romper con entornos, quehaceres y gente familiares para ser portadores de la Palabra de Dios.

Modelo de Iglesia en salida es María de Nazareth: vence dudas y miedos personales, pronuncia su “Hágase en mí según tu Palabra” y “aprisa” lleva la Buena Nueva a otros (cf Lc 1, 26-56).  Después del encuentro con el Resucitado “los discípulos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban (Mc 16,20).
¿No queda débil y problemática la evangelización de pueblos, de culturas y de personas si no incluye  un salir y un caminar al encuentro de ellos?.

“Todos somos llamados a esta nueva salida misionera…salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio…la alegría del Evangelio tiene la dinámica del don, del salir de sí, del caminar y sembrar de nuevo, siempre más allá…la intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante…es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo…”.

2. Líneas programáticas (EG 24)

El Papa Francisco nos deja en la “Evangelli Gaudium” unas pautas preciosas para averiguar si somos una “Iglesia en salida”.

a. Primerear

Este neologismo del Papa encaja poco más o menos en el idioma castellano; no sé qué suerte tendrá en otras lenguas modernas.  En fin, el Papa nos desafía a preguntarnos, si creer en Dios “que nos amó primero” (cf 1Jn 4, 7-11) tiene una repercusión  espiritual y práctica en la vida de la Iglesia y de sus comunidades. ¿Sabemos agradecer en la oración a ese Dios que nos amó primero y nos dio la capacidad de amar? ¿Somos una Iglesia que con disponibilidad, prontitud, iniciativa, capacidad convocativa y organizativa se hace presente en lugares y situaciones de desgracia? ¿Los excluidos e indignados nos ven cercanos a ellos y cuentan con nosotros?  ¿Hemos buscado y encontrado el modo de estar presentes allí donde arrecian el hambre y la pobreza, en las cárceles y los hospitales, acogiendo a migrantes y víctimas de la trata de personas?

b. Involucrarse

Siempre encontraremos el mejor ejemplo de una Iglesia involucrada en la parábola del buen samaritano. Allí aparecen creyentes que dan más importancia a otros asuntos que al herido al borde del camino. Aparece también este samaritano capaz de compasión.  No duda en interrumpir lo proyectado para hoy.  Esta premunido de lo que alivia.  Sacrifica tiempo valioso para lo único necesario. Se hace prójimo del maltratado. Se involucra en su situación.

c. Acompañar

Esta consigna pastoral se inspira en la primera frase de la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo de Vaticano II: “El gozo y la esperanza, las tristezas y angustias del hombre de nuestros días sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también gozo y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo, y nada hay verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón” (GS 1).

Una Iglesia “compañera” es la que comparte con la gente el pan de cada día, las alegrías y los sinsabores de un mismo camino. No deja de ser preocupante que en muchos asuntos vitales de muchos pueblos la Iglesia ha perdido la autoridad que tiene una Iglesia que les acompaña.

d. Fructificar

Dar fruto, sobre todo en el Evangelio de Juan, se relaciona con la afirmación de Jesús: “si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto” (cf Jn 12, 24-25).  “El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como  testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora”.

e. Festejar

La comunidad de discípulos celebra y festeja las manifestaciones del Señor resucitado en este mundo secularizado.   No vivimos “desterrados  en este valle de lágrimas”; vivimos en “el medio divino”; el creyente escucha los “rumores de los pasos de Dios”.  El reconocimiento del Señor “se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien”.

 

3. Pastoral de conversión (EG 25-33)

El Papa Francisco insiste en que meditemos con atención y concentración la “Evangelli Gaudium”: “tiene sentido programático y consecuencias importantes  una conversión pastoral y misionera que no puede dejar las cosas como están.  Ya no nos sirve una simple administración.

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación.

Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades.

Quizás, en estos días, la meditación de la salida de los magos de Oriente obedeciendo a la estrella, su perseverancia en la búsqueda del camino a Belén, su astucia para evitar escollos y su alegría al encontrarse con el niño nos han animado para ser “una Iglesia en salida”.  Pues, compartamos el sueño del Papa expuesto en la “Evangelli Gaudium” y regresemos a nuestra tierra por otro camino. (Publicado en Mar Adentro, enero 2013)