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Unidos en la esperanza por la cultura del encuentro

Chimbote en Línea (P. Matías Sienaller) “Por Dios, el Papa no viene al Perú para escuchar otro himno en su honor; no viene para conocer la flora y fauna de Puerto Maldonado; no viene para apreciar la marinera y admirar los caballitos de totora en Huanchaco y no viene para deleitarse en la Costa Verde en Lima. Viene para animarnos a ser más humanos y cristianos viviendo la cultura del encuentro”.

Insistentemente, desde el inicio de su mandato, el Papa Francisco convoca al mundo y a la Iglesia, a todas las religiones y todos los pueblos a instaurar una cultura del encuentro. No solo insiste el Papa en iniciativas y actitudes de encuentro: quiere que la búsqueda del encuentro, la experiencia y la bondad del encuentro se hagan cultura. 

Cuando el anhelo del encuentro se vuelve una pasión compartida por muchos, un afán movilizador inscrito en muchos corazones, un estilo de vida que rompe con la justificación de tantos desencuentros, cuando la promoción del encuentro se vive como una prioridad en las entrañas de todas las gentes, se va alumbrando la cultura del encuentro soñada por el Papa Francisco. 

1. Por vivencias muy personales y entrañables sabemos de la dicha de buenos encuentros en el camino de la vida. Buenos encuentros constituyen la experiencia más gratificante de nuestra vida. Se han vuelto como hitos que marcan nuestro andar.  Sin titubear llamamos bienaventurados al que vivió buenos encuentros y comprendemos la frustración de quien no ha conocido la felicidad y la vitalidad que trasmiten buenos encuentros.

En un buen encuentro yo me abro a alguien y soy encontrado por otro. En el buen encuentro yo me recibo de un tú y doy vida a otro.  Vida nueva irrumpe en quienes se encuentran.

No he nacido al salir del vientre de mi madre. Nací, cuando buenas manos y buenos corazones me acogieron y pude agradecer con mi llanto y mi risa su bondad. Mi nacimiento no ha terminado; me esperan nuevos encuentros. 

2. José María Arguedas en su novela alumbrada con dolor “El zorro de arriba y el zorro de abajo” evoca una época y una realidad de Chimbote marcadas por grandes desencuentros culturales y sociales.  Durante las décadas pasadas muchos esfuerzos generosos han tratado de desentrañar encuentros en estos desencuentros, pero la cultura del encuentro que propone el Papa Francisco queda como tarea fascinante y urgente para nuestros tiempos. 

En estos días huelgas nacionales sacuden los tradicionales “santuarios del encuentro” que son el mundo de la educación y el cuidado de la salud.  Evidentemente el derecho a una vida digna y justicia equitativa son fundamentales y prioritarios para una cultura del encuentro y su reivindicación había de primar para los dirigentes de la protesta, para el gobierno, el parlamento y la ciudadanía en general y hacerse ingrediente de una cultura de encuentro.

El atentado terrorista en las Ramblas de Barcelona nuevamente recuerda en medio de mucho dolor un pasado histórico y político que no buscó la cultura del encuentro entre los pueblos y nos reta a abrir surcos de acercamiento y encuentro.

3. El proyecto pastoral diocesano que se propone de hacer de las parroquias y agrupaciones de fieles una comunidad de comunidades, es opción por una cultura del encuentro:

- Comunidad humana y cristiana de verdad es siempre “comunión en la diferencia”.  “La diversidad es bella cuando acepta entrar constantemente en un proceso de reconciliación, hasta sellar una especie de pacto cultural que haga emerger una diversidad reconciliada” (EG 228 y 230).

- El método dialogal del “ver, juzgar y actuar” conlleva la dinámica decisiva de la cultura del encuentro. “Es hora de saber cómo diseñar en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones. 

El autor principal el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no una clase, una fracción, un grupo, una élite.  No necesitamos un proceso de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo.  Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural” (EG 239).

- En la revisión de vida los miembros de la comunidad cristiana insertos en la realidad e iluminados por la Palabra de Dios van al encuentro de su Dios en la oración.  Se exponen a su mirada amorosa. Acogen su gracia para reflejarla en su manera de ser y de actuar. 

- En comunidad nos ayudamos mutuamente a salir a las periferias para encontrarnos con los marginados, olvidados y descartados.

Concluyamos nuestra reflexión con estas palabras del Papa Francisco: “Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía” (EG 220).

Por Dios, el Papa no viene al Perú para escuchar otro himno en su honor; no viene para conocer la flora y fauna de Puerto Maldonado; no viene para apreciar la marinera y admirar lo caballitos de totora en Huanchaco y no viene para deleitarse en la Costa Verde en Lima. Viene para animarnos a ser más humanos y cristianos viviendo la cultura del encuentro.

Publicado en Mar Adentro, agosto 2017