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Asistentes de “Haku Wiñay” son artífices del cambio en la vida de familias rurales

Chimbote en Línea.- Anataly Rodríguez Ágreda (27 años) es yachachiq productivo del proyecto Haku Wiñay en la Comunidad Campo Alegre, distrito Calamarca, provincia de Julcán, en La Libertad.
 
Ella es bachiller en agronomía, tiene 8 hermanos, proviene de una familia de bajos recursos económicos. “Soy una campesina más. Como yachachiq tengo la oportunidad de trasmitir mis conocimientos a las familias para que se alimenten y vivan mejor”, dice.
 
El cambio positivo que se viene produciendo en la economía y en el nivel de vida de las familias usuarias del proyecto Haku Wiñay/Noa Jayatai, de las comunidades rurales de la sierra y la selva, tiene como artífices a los yachachiq, líderes campesinos responsables de la trasmisión de conocimientos “de campesino a campesino”.
 
Estos líderes tecnológicos y sociales, hombres y mujeres, comparten sus saberes para que más familias aprendan de manera práctica las tecnologías productivas como el cultivo de hortalizas y cultivos andinos, crianza tecnificada de cuyes, producción abonos orgánicos, instalación de cocinas mejoradas y la puesta en marcha de emprendimientos rurales.
 
Desde el año 2012 a la fecha, 13 mil 537 yachachiq (10,803 varones y 2,734 mujeres) trabajan brindando asistencia técnica y capacitación a 217 mil 569 hogares usuarios del proyecto Haku Wiñay/Noa Jayatai en 24 departamentos del Perú.
 
En su labor diaria en el campo, los yachachiq establecen una relación cultural con los pobladores durante todo el proceso de implementación del proyecto. Esto implica que tienen que hablar el idioma (quechua, aimara y demás lenguas amazónicas) de la población con el cual trabajan.
 
Yachachiq es un vocablo quechua que hace referencia al maestro o sabio campesino que sabe y enseña. Cada uno tiene a su cargo un promedio de 40 familias, a quienes instruye con conocimientos prácticos en el campo.
 
La transmisión de conocimientos está orientado a mejorar el sistema productivo familiar, ordenamiento de la vivienda, mejorar o emprender negocios familiares y aprender a utilizar el sistema financiero.
 
El ministerio de Desarrollo e Inclusión Social - MIDIS a través de Foncodes con el proyecto Haku Wiñay capacita en el uso de tecnologías productivas y entrega de activos durante el proceso de implementación durante el periodo de tres años, respetando los conocimientos ancestrales de las familias del campo.
 
Impactos de su asistencia técnica
 
El impacto productivo se observa principalmente en el incremento de los volúmenes de producción familiar de granos, lácteos, tubérculos, frutas y hortalizas en los biohuertos. También se han incrementado la crianza de animales menores de cuyes y gallinas. Así, el proyecto garantiza la calidad y seguridad alimentaria de la población.
 
Así, 77,643  hogares cuentan con sistemas de riego tecnificado por aspersión, 170,347 hogares cuentan con huertos familiares de hortalizas, 131,408  hogares de la sierra conducen parcelas de pastos cultivados asociados, 225,040 hogares mejoran sus cultivos de granos y tubérculos, 227,619 hogares producen y utilizan abonos orgánicos, 109,369 hogares cuentan con módulos de crianza de gallinas y cuyes, 164,258 hogares de sierra y selva han instalado cocinas mejoradas, 160,796 hogares tienen acceso al consumo de agua segura (agua hervida), 9,885 emprendimientos rurales (que agrupa a 38,772 hogares), y 2,167 hogares usuarios han logrado abrir sus cuentas de ahorro.
 
Foncodes ha emprendido la certificación de los yachachiq, previa evaluación de sus competencias. De este modo, se les reconoce formalmente sus capacidadespara brindar servicios de asistencia técnica a las familias, con las características productivas, técnicas, culturales y ambientales.