Chimbote en Línea.- Entre números, fórmulas químicas y una pasión innata por aprender, José Antonio Haro Reyes creció amando la ciencia y al Perú, motivado por sus padres, ingenieros químicos de profesión. El talento culminó en el primer lugar de toda su carrera universitaria como ingeniero zootecnista y en enero del próximo año viajará a los Estados Unidos a realizar el Doctorado en Ciencias de Alimentos en la Purdue University, una de las casas superiores de estudios más prestigiosas del mundo, becado por el Estado peruano.
José Antonio tiene una meta: especializarse en compuestos bioquímicos de los alimentos para aprovechar toda la biodiversidad que posee nuestro país y así contribuir a mejorar la dieta y la salud de los peruanos, en especial de las poblaciones más vulnerables. “A veces es difícil conocer para qué sirven ciertos compuestos de algunas plantas y hierbas, qué propiedades poseen, en qué cantidades es recomendable consumirlos y cuáles no se deberían ingerir. Con el doctorado que desarrollaré, quiero aportar con un granito de arena en este importante campo”.
Como parte del doctorado, el talento, quien ocupó el tercer lugar en el concurso Beca Generación del Bicentenario del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación, tiene en mente afianzar lazos con profesionales de otros países y desarrollar investigaciones con diferentes universidades, y a su regreso trabajar en proyectos de investigación en beneficio del país. Aunque es consciente del potencial del Perú en la industria de alimentos, señala que aún falta mejorar en tecnología y en conectar a las empresas con la academia.
“A través de la tecnología, que aún requiere desarrollarse y difundirse más en el país, se realizan procedimientos para aislar y extraer ciertos compuestos químicos de los alimentos, que pueden ser empleados como ingredientes para enriquecer otros alimentos o, incluso, formar parte de productos para la salud, por ejemplo, en el rubro de la farmacología”, señala el profesional de 33 años, egresado de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM). Agrega que es necesario rescatar los usos tradicionales de los alimentos y conocer sus fundaméntatenos científicos para aprovecharlos de manera adecuada en productos de valor agregado.
Camino por la investigación
Su paso por la universidad fue una de las mejores experiencias de su vida, señala José Antonio, con una sonrisa que evoca aquellos recuerdos imborrables. Y es que durante este tiempo no solo adquirió conocimientos que le han permitido desempeñarse con éxito en el campo profesional y en la investigación, sino también fue la oportunidad ideal para “salir al mundo”, viajar por diferentes varios departamentos del Perú, interactuar con jóvenes de diferentes realidades y afianzar su pasión por la ciencia.
Luego de culminar como mejor estudiante de su carrera y realizar algunas prácticas profesionales, José Antonio se desempeñó como asistente de investigación en el Laboratorio de Ecología de Pastizales de la UNALM, de la mano de su mentor, el doctor Enrique Flores. Gracias a su buen desempeño, trabajó como consultor en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Así, participó en actividades para la medición de gases efecto invernadero y en estrategias de mitigación para los sistemas ganaderos de cuatro países de la región andina.
Desde hace más de dos años, el talento, quien culminó con éxito la Maestría en Producción Animal en su alta mater, se desempeña como coordinador en el Instituto de Desarrollo Agroindustrial (INDDA) de la UNALM, en donde trabaja en la gestión de investigación, innovación y transferencia tecnológica orientada a fortalecer las capacidades de las mypes agroindustriales del Perú. “Ahora venimos trabajando en un proyecto para conocer más sobre los compuestos activos del yacón, que ayudará a aprovechar y revalorar este alimento tan valioso, pero poco cultivado en el país”, afirma.
Su otra faceta
José Antonio es hijo único, pero en la universidad su familia creció, porque encontró hermanos y hermanas para toda la vida. Su papá y mamá, desde muy pequeño, no solo le enseñaron a estudiar, sino también a ser solidario y empático con los demás. “Ellos son mi mayor motivación, porque siempre han mostrado respeto y preocupación por los demás en el lugar donde estén. Y eso es lo que trato de hacer yo: seguir su ejemplo para juntos construir un Perú mejor para las nuevas generaciones”, afirma.
La timidez que lo acompañaba durante su niñez y adolescencia se fue desdibujando cuando encontró en UNALM el espacio para explotar otras habilidades, como las danzas folclóricas, su otra gran pasión. Y es que José Antonio sabe que la vida no solo se trata de estudios, sino también de explorar otros pasatiempos que llenen el alma. Mientras prepara su pronto viaje, exhorta a los jóvenes a no perder la fe y trabajar duro para cumplir sus metas porque siempre habrán recompensas después de tanto sacrificio, como en su caso.
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