Chimbote en Línea. – Criar a una hija o un hijo sola es complicado, más aún, cuando presenta alguna enfermedad; pero cuando el amor de una madre no conoce de límites, crea oportunidades de crecimiento. Esta es la historia de Sara y Pablito, una familia de a dos, unida y fortalecida por el amor.
“Cuando entró a la cuna no podía caminar. Solo estaba sentado, mirando a los niños que estaban jugando, pero ahora, después de unos meses, juega, socializa y está aprendiendo muchas cosas”, recuerda Sara Quichca, madre de Pablito Rivera, niño usuario del Servicio de Cuidado Diurno (SCD) del Programa Nacional de Cuna Más del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).
Como narra Sara Quichca, su hijo no había desarrollado las habilidades de un niño de su edad, hasta que ingresó al Centro Infantil de Atención Integral (CIAI) “Mis Pequeños Genios”, del Comité de Gestión Nuestra Señora de Guadalupe, lugar donde empezó a caminar, socializar y jugar, sorprendiendo a las madres cuidadoras voluntarias.
Esta joven madre trabajaba en un fundo de uvas en Ica, lo que le impedía atender de manera adecuada a Pablito. Además, tenía que llevarlo a sus controles médicos por un mal congénito en el corazón, pero nunca se rindió. “Tiene dificultad para respirar, tiene soplo al corazón. Lo llevé al hospital para sus tratamientos, cuando era más chiquito. Yo me sentía triste”, cuenta Sara. Sin embargo, su tenacidad y ganas de superación hizo que ingresara, como actora comunal, en el rol de madre cuidadora voluntaria a Cuna Más.
Es así que los días de tristeza y angustia quedaron atrás. Pablito, como niño usuario del CIAI “Mis Pequeños Genios”, desde abril de 2023, recibe atención en su desarrollo cognitivo, social, físico y emocional. “Yo me sentí más confiada en el CIAI de Cuna Más porque me dijeron que va a estar atendido, fuerte y sin anemia; y mi hijo lo está”, señala Sara muy satisfecha mientras observa a Pablito jugando y sonriendo en la sala de bebés gateadores.
Hoy, Sara se siente fortalecida, motivada y con muchas ganas de salir adelante y eso lo confirma cada vez que llega al CIAI, ubicado en el centro poblado de Guadalupe, del distrito iqueño de Salas. “Quiero seguir estudiando, quiero trabajar también para sacar adelante a mi hijito porque yo sola lo cuido. Mi hijito es mi motivación de todo porque en la tristeza, en la alegría, estoy con él”, indica Sara Quichca, migrante de la provincia ayacuchana de Paras.
Las sonrisas, carcajadas, y alegrías son parte de la vida de esta madre y su hijo, quienes disfrutan de su amor y compañía, reforzando el vínculo que sólo existe entre madre e hijo.
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