Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030 por la dignidad humana

Chimbote en Línea (Por: fray Héctor Herrera OP)   En un histórico discurso, nuestro Obispo de Roma, Francisco se dirigió a más de 150 jefes de Estado para abrir la 70 asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para fijar la agenda de desarrollo sostenible para el 2030, el pasado 25 de setiembre.

Con claridad profunda de pastor, dijo: alcanzar el objetivo último de la ONU es conceder a todos los países una “participación, incidencia real y equitativa en las decisiones” como es el caso del Consejo de Seguridad, organismos financieros y grupos creados para afrontar las crisis económicas. “Esto ayudará a limitar todo tipo de abuso o usura sobre todo con los países en vías de desarrollo. Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sustentable de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”.

Los derechos de los más excluidos. “Por eso hay que afirmar con fuerza sus derechos, consolidando la protección del ambiente y acabando con la exclusión”.

Es importante para todos los gobiernos, en especial para el nuestro y para los políticos que aspiran al poder a no seguir haciendo de este país un país extractivo de materias primas que contaminan el ambiente, sino mirar el futuro de las generaciones, no permitiendo que se sigan destruyendo pueblos enteros y deforestando el pulmón amazónico: “El abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades, ya sea por tener capacidades diferentes (discapacitados) o porque están privados de los conocimientos e instrumentos técnicos adecuados o poseen insuficiente capacidad de decisión política.

Nuestro pastor Francisco toca la conciencia de quienes aspiran a gobernar y, o que ya gobernaron hacer un serio examen de conciencia ante Dios y ante el pueblo: “La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben sufrir injustamente las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada «cultura del descarte»”.

“Lo dramático de toda esta situación de exclusión e inequidad, con sus claras consecuencias, me lleva junto a todo el pueblo cristiano y a tantos otros a tomar conciencia también de mi grave responsabilidad al respecto, por lo cual alzo mi voz, junto a la de todos aquellos que anhelan soluciones urgentes y efectivas. La adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en la Cumbre Mundial, es una importante señal de esperanza. Confío también que la Conferencia de París sobre cambio climático logre acuerdos fundamentales y eficaces”.
Francisco planteó. “La educación, es la base para la realización de la Agenda 2030 y para recuperar el ambiente”. Insistió en una base mínima  material y espiritual para la familia, célula primaria del desarrollo social: techo, trabajo y tierra; en lo espiritual libertad de espíritu, libertad religiosa, derecho a la educación y a los derechos cívicos. Trabajo digno reenumerado, alimentación adecuada, agua potable, educación y libertad son los pilares del desarrollo integral, cuyo fundamente es el derecho a la vida y el derecho a la existencia.

“La guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente”, ha dicho el Papa. Un verdadero desarrollo humano integral para todos, se da en la negociación. Hay que empeñarse por un mundo sin armas nucleares. El futuro  nos pide decisiones críticas y globales de cara a los conflictos mundiales que aumentan el número de excluidos y necesitados.

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