Botadero de basura en Chimbote: problema socioambiental pendiente

Chimbote en Línea.- (Por: Renato Olivera Peña*) Recorriendo la carretera Panamericana Norte antes de llegar al Cerro de la Paz y el túnel de Coishco, un mundo imperceptible para muchos se esconde en las laderas de los cerros aledaños. Un mundo lleno de miseria y contaminación donde vivir entre desperdicios es parte del día a día de algunas personas golpeadas por la dureza de la vida y cuyo sustento es literalmente comer de la basura.

Unos metros antes de llegar al punto conocido como “La Mano” (por la figura de aquel monumento ubicado a entradas del Cerro de la Juventud) se puede apreciar un pequeño desvío de arena y piedras que conduce a lo que es la planta de residuos sólidos de la Municipalidad Provincial del Santa (MPS), conocido como “La Chancadora”.

Caminando hacia ese lugar, cubierto por un espeso humo blanco y mal oliente, se distingue una larga ruta ascendente, por el cual pasan frecuentemente los camiones recolectores. Esa ruta, adornada de desperdicios, no conduce al cielo ni a la gloria, sino que al mismísimo inframundo.

Subir el camino no tarda más de 20 minutos. Al llegar se puede distinguir incontables pilas de basura. Llevar una cámara es arriesgado e intimida a los recicladores que están por allí.

Adentrándose en la zona se ven además animales vivos y muertos, desechos alimenticios y lo más impactante algunos prototipos de vivienda, donde algunas personas habitan.

La vida en el lugar es prácticamente normal para las personas que habitan el enorme basural, caminan libremente llevando sus alimentos o cosas, a pesar de los gases tóxicos que emanan de la basura y la exposición a terribles enfermedades e infecciones que puedan contraer. En el lugar pareciera como si no existiera nadie más que ellos y los desperdicios, de donde obtienen materiales reciclables para venderlos a precios infrahumanos que rodean entre 10 a 50 céntimos el kilo.

LA “REALIDAD” TRAS EL PROBLEMA
El gerente del área de Gestión Ambiental y salud de la MPS, Juan Villarreal Olaya, afirma que la problemática de los moradores y recicladores del botadero no está solo en sus manos, pues es de su conocimiento que desde gestiones anteriores se les ha pedido a esas personas retirarse del lugar y formalizarse como recicladores, por su bienestar y el de sus familias. Indicó que la comuna no cuenta con un plan especial para evaluar la situación de las personas que habitan en “La Chancadora”, sino que se están enfocando en el proyecto de relleno sanitario que fue aprobado en el 2015.

El botadero municipal en pocos años cumplirá su tercera década de existencia, con un historial muy marcado de despreocupación por gestiones anteriores, protestas de los habitantes del distrito de Coishco y una planta de residuos sólidos que, pese a su construcción e inauguración en la anterior gestión de la alcaldesa Victoria Espinoza, no ha estado en funcionamiento hasta el primer trimestre del presente año.

El Programa de Segregación de Residuos Sólidos de la MPS también es proyecto muy joven, en palabras de Villarreal Olaya; ya que lleva ejecutándose desde marzo de este año, y tan solo cuenta con 12 recicladores formalizados.

Las labores de entrega de tachos, bolsas y separación de residuos sólidos aún no es completamente asimilada por la población chimbotana y tampoco se ha intentado buscar a recicladores y concientizarlos para que cambien su estilo de vida y se sumen al programa. Ello explicaría la carencia de conocimiento sobre los beneficios que obtendrían los habitantes del botadero municipal para ellos y sus familias, si se formalizan y forman parte de proyectos integrados con la comuna provincial.

LA SITUACIÓN ES DISTINTA EN NUEVO CHIMBOTE
En Nuevo Chimbote, la historia y situación de muchos recicladores es distinta a la de Chimbote. El Programa de Segregación en la Fuente lleva funcionando desde el 2014, y la calidad de vida de varios recicladores que antes hurgaban en los basurales ha mejorado significativamente.

El responsable del mencionado programa, Christian Escobar Gil, señala que la efectividad del programa se debe a la buena gestión que ha tenido la gerencia municipal. Al inicio se captó a recicladores del distrito y del botadero de “La Carbonera” (estos últimos al igual que los recicladores de “La Chancadora” se han rehusado a dejar el lugar, sin embargo, están formalizados) para capacitarlos, explicarles los beneficios de formalizarse y la mejora que tendrá su calidad de vida al estar formalizados, ser parte del programa y generar sus propios ingresos. Luego fueron equipados con uniformes, implementos, bolsas y también evaluados periódicamente.

Los recicladores formalizados tienen beneficios según la Ley N° 29419, que no solo regula su actividad sino también sus derechos como recicladores. Pero eso sí para obtener los beneficios de esta ley es indispensable que los recicladores estén conformados en asociaciones, tener la predisposición de formalizarse y la iniciativa de trabajar con las autoridades locales.

¿UN FUTURO ESPERANZADOR?
Para que los moradores que habitan aquel inframundo lleno de desechos y que sobreviven a duras penas mejoren su situación, tanto las autoridades provinciales como ellos mismos deben tomar cartas en el asunto en el problema.

Las autoridades provinciales deberían preocuparse más por el bienestar social de estas personas, y seguir el ejemplo de la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote en captar y capacitar a estas personas. Por el lado de los habitantes del botadero, deberían estar dispuestos mejorar su calidad de vida y no echarse al abandono, ya que la vida aún no termina para ellos y mucho menos para sus hijos.

(*Alumno de VII ciclo de EAP de Comunicación Social de la Universidad Nacional del Santa – Curso Periodismo de Opinión e Interpretación. Docente: Nora García Vásquez)

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