Participación política de la mujer

Chimbote en Línea (Por: Yolanda Cadenillas Ortega) Al tratar sobre la participación política de la mujer debemos analizarlo dialécticamente con su rol desde los albores de la historia, cuando en el comunismo primitivo las mujeres y los hombres practicaban la promiscuidad  como algo natural; cuando la producción y la reproducción de la especie humana era valorada y respetada como una función muy importante, las mujeres administraban los enceres y bienes del clan familiar en forma equitativa, para cada uno de acuerdo a su necesidad, ella trabajaba en la agricultura y el en la caza con una economía social.

Pero con el descubrimiento del hierro, con la producción a gran escala, como producto de los excedentes de riquezas, de su acumulación nace en el hombre la idea de la propiedad privada, del deseo de definir a los verdaderos hijos por línea directa para que hereden esos bienes acumulados y la primera propiedad privada es precisamente la mujer que es sometida sin derecho alguno.

Los hombres crean la familia, los romanos le decían famulus: conjunto de esclavos pertenecientes a un solo hombre. La mujer pasa a ser la primera propiedad del hombre y de ahí han transcurrido miles de años sin derechos ciudadanos, incluso en la revolución Francesa son las mujeres que salen a las calles por el pan y alimentos para sus hijos y son ellas las que asaltan el palacio de Versalles y luchan encarnizadamente contra la monarquía, pero al final no le dan sus derechos ciudadanos, a Alimpica de Gages que redacta y presenta los derechos de las ciudadanas la mandan a la guillotina y los hombres que ya tenían sus derechos ciudadanos declaran ilegales a todas las organizaciones de mujeres y a las que desobedezcan serían declaradas fieras desnaturalizadas con drásticas sanciones.

Recién a fines del siglo XIX la mujeres de clase media que habían heredado tierras y bienes que no podían ejercer sus derechos sobre ellos protestan y empiezan a luchar por sus derechos ciudadanos.

En el Perú a partir del año 1955 recién se aprueba el derecho al voto de las mujeres aunque con serias restricciones por cuanto ni las mujeres analfabetas ni aquellas menores de 21 años pudieron ejercerlo hasta el año 1979.

EJERCIENDO NUESTROS DERECHOS

Son miles de años de opresión y sufrimiento de las mujeres sometidas a los hombres, a la familia y al Estado, recientemente, tenemos 35 años que ejercemos nuestros derechos ciudadanos y no podemos aceptar que nos digan, “busquen y ganen sus espacios” merecemos oportunidades, los hombres y el Estado nos deben oportunidades, de estudios, de trabajo de ciudadanía.

Por ello merecemos y necesitamos la alternancia de género en las listas electorales, no solo de relleno para cumplir con la formalidad, la perspectiva de género es necesaria y justa, en las listas electorales deben ir un varón y una mujer alternadamente.

Es muy importante la participación política de las mujeres,  su rol protagónico en los espacios de decisión en cargos importante.
Nuestras capacidades han quedado demostradas plenamente en todos los espacios, en las ciencias tenemos a Marie Curie inventora de la radiactividad, primera ganadora del premio nobel de ciencias; en la cultura, tenemos a Flora Tristán que incluso escribe en su obra “Peregrinaciones de una paria” sobre la realidad peruana y la situación de los indígenas.

Y en la política, sin ser partidaria, demuestra sus capacidades hoy una joven chimbotana,  Fiorela Nolasco, que ha puesto en jaque a la prensa y a la justicia de nuestro país, al salir a declarar valientemente que no cree en la justicia de nuestro país, viniendo de la voz de casi una niña víctima de la violencia criminal ha tenido un peso preponderante ha sido un remesón para el Estado de derecho y su prédica de respeto a los derechos fundamentales de la persona humana y el predominio de la Constitución Política.

En la actualidad participar en política requiere economía, y como sabemos las mujeres, ni los jóvenes no tenemos mucho acceso a la economía comparado con los varones mayores, por eso ellos no están en las contiendas electorales y si lo están es sólo de relleno.

Participar en política para una mujer es salir a exponerse a todo, desde que la falten el respeto, con ofensas para bajarle su moral; o las situaciones de mujeres mayores que son criticadas como “de avanzada edad”, algo que no es cuestionado en los varones.

Un aspecto que debemos tener cuidado es que las mujeres que luchamos por nuestros derechos ciudadanos no es ni debe ser para imitar a los varones, para hacer lo que ellos han hecho hasta la fecha, hasta llevarnos a una de las peores crisis morales, de pérdida de valores, de malos ejemplos para nuestros hijos y la juventud en general.

El tema de gobernabilidad debemos analizarlo seriamente porque la administración pública y la justicia está tan desprestigiadas, el escepticismo de los ciudadanos y ciudadanas hacia el estado deviene en el decaimiento del sistema democrático.

Debemos tener en cuenta las palabras del ex procurador anticorrupción Julio Arbizú, que la falta de cumplimiento de las leyes puede provocar nostalgias de autoritarismo y la disponibilidad de aceptar restricción de libertades, eso significa que la ciudadanía vea como alternativa un gobierno autoritario.

El fracaso del estado, su sola percepción, la inseguridad ciudadana, la incapacidad de asegurar la integridad de las personas, disminuye seriamente la confianza de las ciudadanas y ciudadanos en la democracia, democracia que debemos cuidar celosamente las mujeres.

Las mujeres luchadoras por naturaleza no debemos permitir ser usadas por los hombres para sus intereses mezquinos como lo son el grupo que lidera Martha Chavez que defienden el sistema de corrupción del fujimorismo, o como lo hacen hoy los “comandos” que usan a las mujeres vulnerables como su fuerza de choque, ni adquirir las costumbres oportunistas de querer montarse en la lucha de nuestro pueblo tan apremiada en búsqueda de justicia para buscar réditos políticos.

Las mujeres tenemos el deber y derecho de hacer política, pero marcar la diferencia con el varón, haciendo una política honesta, transparente, que dignifique a la sociedad entera, busquemos ejemplo, seamos ejemplo.

Yolanda Cadenillas Ortega – Directora del Instituto Pacha Mama
 

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