Opinión: condena a Victoria Espinoza no es cuestión de fe

Chimbote en Línea: (Por: César Sánchez Lucero) La condena de siete años de prisión por enriquecimiento ilícito contra Victoria Espinoza, alcaldesa de la provincia del Santa, confirma las sospechas de corrupción que durante años han sido vox populi en Chimbote. 

Sin embargo, hay personas interesadas en amañar la culpabilidad de "Vicky", ahora prófuga. Desde periodistas hasta portátiles, niegan públicamente con especulaciones de todo tipo los argumentos por los cuales la alcaldesa fue sentenciada, y dicen: "No creo que sea culpable".

"Creer" en una resolución judicial no es cuestión de fe. Se debe "creer" porque existen los elementos necesarios para ser hallado culpable de un delito. La sentencia condena al acusado imponiéndole una pena, que en este caso es de siete años de prisión efectiva, tres años de inhabilitación a un cargo público y más de un millón de soles de reparación civil. Que hayan personas que intentan desvirtuar esta sentencia solo alienta la impunidad, que según la RAE, significa "falta de castigo".

Parece que no hemos aprendido de la condena al exdictador Alberto Fujimori, cuya banalización de sus crímenes de lesa humanidad permiten que el fujimorismo continúe siendo una "fuerza política" que tiene como líder a un corrupto y asesino purgando prisión. 

Los peruanos siguen sin "creer" que Fujimori fue condenado por los delitos de homicidio calificado, lesiones graves y secuestro agravado, y continúan votando por su hija, que actualmente está primera en las encuestas de intención al 2016.

La impunidad no solo significa no tener un castigo penal, sino también la falta de un castigo social. Son los gobiernos regionales y municipales los llamados a preservar la memoria de los ciudadanos a través de políticas públicas, que permitan el diálogo sobre las causas y consecuencias de la corrupción y tener como ejemplo a aquellos que han sido hallados culpables, sin medias tintas ni sensiblería, pues necesitamos sentencias firmes que, como ha dicho el fiscal superior Fredy Gutiérrez Crespo, sean "un mensaje para los corruptos”. ¿Lo harán nuestras las autoridades? No, porque muchos de ellos tienen -o han tenido- procesos por corrupción.

Sin memoria no hay identidad. La identidad no se construye con combinados o con los personajes excéntricos de la ciudad. La identidad se construye reconociendo históricamente cuáles han sido las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales que nos han llevado a ser quién somos y a comportarnos como lo hacemos. Si no mantenemos viva la memoria, jamás podremos hablar de identidad, y sin identidad seguiremos eligiendo a los mismos corruptos de siempre, como lo hemos vuelto a hacer en estas últimas elecciones.

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