Un padre de 4 hijos fue ordenado sacerdote en Argentina

El nuevo sacerdote estuvo casado 30 años y tiene 4 hijos, enviudó en 2007 y en 2009 decidió volver a la vocación que había sentido de joven.

Chimbotenlinea.com (Fuente: Noticelam).- El domingo 15 de abril, día de la Divina Misericordia, el arzobispo de Corrientes (Argentina), monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, ordenó sacerdote al diácono Antonio Salvador De Iacovo, de 62 años, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de la ciudad correntina de Bella Vista.

El nuevo sacerdote estuvo casado 30 años y tiene 4 hijos, enviudó en 2007 y en 2009 decidió volver a la vocación que había sentido de joven. El actual pastor correntino, quien presidió la ordenación, fue su compañero en los primeros años de estudio en el seminario entre 1968 y 1972. Se volvieron a encontrar, uno ya siendo arzobispo y el otro retomando sus estudios de Teología, con la firme decisión de entregar su vida al sacerdocio.

El nuevo presbítero manifestó que “si uno sabe escuchar y está atento, Dios te lleva con suavidad, invitándote entre muchas opciones a seguirlo  y no se enoja ante las decisiones que uno elija” y agregó que “a todos Dios nos quiere santos, desde el lugar en el que estamos”.

En la homilía, monseñor Stanovnik señaló que “en el llamado de Jesús, nuestro diácono encontró la respuesta a su honda inquietud de buscar al Señor y serle fiel. Esto nos hace pensar que hay dos inquietudes que se encontraron: la de Jesús que llama y el hombre que le responde. No sólo nosotros, sino también el corazón de Dios está inquieto por el hombre. Él nos espera, nos busca, sale incluso ya al caer la tarde, no vaya a ser que aún se encuentren hombres y mujeres a quienes nadie hubiera invitado”.

“Las manos del sacerdote, y su vida entera, se ponen a disposición de las manos de esús, manos que perdonan, consuelan y alimentan; manos fraternas que se desgastan para construir la comunión en la Iglesia y entre todos los hombres”, afirmó el arzobispo y agregó que “por eso, tienen que ser manos ungidas en la misma unción de Jesús, unción que se distingue porque son manos llagadas y abiertas a todos. Las manos del sacerdote conservan su unción en la medida que las ponga siempre en las manos y en el costado abierto de Jesús”.
Como conclusión, el prelado pidió: “Recen por todos los sacerdotes de nuestra arquidiócesis, pero especialmente por el diácono Antonio, a quien vamos a conferir el ministerio sacerdotal en unos instantes más. Que sus manos y toda su vida esté siempre a disposición de Cristo y de su Iglesia, para que muchos puedan experimentar con toda confianza el perdón y la misericordia de Dios”.

 

Un padre de 4 hijos fue ordenado sacerdote en Corrientes

El nuevo sacerdote estuvo casado 30 años y tiene 4 hijos, enviudó en 2007 y en 2009 decidió volver a la vocación que había sentido de joven.

El domingo 15 de abril, día de la Divina Misericordia, el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, ordenó sacerdote al diácono Antonio Salvador De Iacovo, de 62 años, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de la ciudad correntina de Bella Vista.

     El nuevo sacerdote estuvo casado 30 años y tiene 4 hijos, enviudó en 2007 y en 2009 decidió volver a la vocación que había sentido de joven. El actual pastor correntino, quien presidió la ordenación, fue su compañero en los primeros años de estudio en el seminario entre 1968 y 1972. Se volvieron a encontrar, uno ya siendo arzobispo y el otro retomando sus estudios de Teología, con la firme decisión de entregar su vida al sacerdocio.

      El nuevo presbítero manifestó que “si uno sabe escuchar y está atento, Dios te lleva con suavidad, invitándote entre muchas opciones a seguirlo  y no se enoja ante las decisiones que uno elija” y agregó que “a todos Dios nos quiere santos, desde el lugar en el que estamos”. 

     En la homilía, monseñor Stanovnik señaló que “en el llamado de Jesús, nuestro diácono encontró la respuesta a su honda inquietud de buscar al Señor y serle fiel. Esto nos hace pensar que hay dos inquietudes que se encontraron: la de Jesús que llama y el hombre que le responde. No sólo nosotros, sino también el corazón de Dios está inquieto por el hombre. Él nos espera, nos busca, sale incluso ya al caer la tarde, no vaya a ser que aún se encuentren hombres y mujeres a quienes nadie hubiera invitado”.

      “Las manos del sacerdote, y su vida entera, se ponen a disposición de las manos de esús, manos que perdonan, consuelan y alimentan; manos fraternas que se desgastan para construir la comunión en la Iglesia y entre todos los hombres”, afirmó el arzobispo y agregó que “por eso, tienen que ser manos ungidas en la misma unción de Jesús, unción que se distingue porque son manos llagadas y abiertas a todos. Las manos del sacerdote conservan su unción en la medida que las ponga siempre en las manos y en el costado abierto de Jesús”.

     Como conclusión, el prelado pidió: “Recen por todos los sacerdotes de nuestra arquidiócesis, pero especialmente por el diácono Antonio, a quien vamos a conferir el ministerio sacerdotal en unos instantes más. Que sus manos y toda su vida esté siempre a disposición de Cristo y de su Iglesia, para que muchos puedan experimentar con toda confianza el perdón y la misericordia de Dios”.