Chimbote en Línea.- Dos hechos contrastan reveladoramente en el Plan de Competitividad que impulsa el ministro de Finanzas y la derecha empresarial. La derecha pro-Confiep insiste en que hay sobrecostos laborales, lo que no es cierto, mientras calla en todos los idiomas cuando se trata de los sobrecostos que nos imponen los bancos y que son enormes.
Veamos. Las ganancias de los bancos el año pasado fueron de 8,219 millones de soles, 10.5 por ciento más que el año anterior. Es decir, mientras los ingresos de los trabajadores caían las ganancias de los bancos aumentaban en más de 800 millones de soles.
¿Son muy altas las ganancias de los bancos? Sí. Lo que ganan sus accionistas o rentabilidad sobre el patrimonio, llamado ROE (“returnonequity”) en la jerga financiera, alcanzó 18.4 por ciento anual.
Esta rentabilidad se mantiene hace una década al menos alrededor de esta cifra, cuando a nivel internacional se estima que una rentabilidad del 8 por ciento ya es alta.
Un inversionista de largo plazo que ha invertido en la bolsa internacional en décadas anteriores obtuvo un 5 por ciento de rentabilidad, aunque hay quienes opinan que en el futuro solo podemos esperar a un 3 por ciento de rentabilidad anual. Los bancos peruanos sacan más del triple que una ganancia históricamente buena.
Obviamente, esas sobreganancias salen del bolsillo de los usuarios, de los consumidores y empresas que tienen que hacer cambio de monedas y necesitan préstamos. Mientras los bancos que están pagando menos de 1 por ciento anual en una cuenta de ahorro, prestan en promedio a más del 20 por ciento.
Algunas de las comercializadoras extranjeras de electrodomésticos como Ripley y Falabella cobran encima del 50 anual y el Banco Azteca (vende como “Elektra”) cobra una tasa depredadora del 150 por ciento anual (vale recordar que este banco de pésima reputación que ingresó al Perú gracias a la intermediación de Hernán Garrido-Lecca exministro de Alan García, ha sido multado por más de diez millones de soles).
Pero quienes ganan más son los que tienen una posición dominante en el mercado y pueden imponer condiciones a sus usuarios; el BCP y el Interbank, por ejemplo, dos de los bancos más grandes, obtienen una rentabilidad superior al 21 por ciento anual.
EFICIENCIA
¿Acaso se justifican estas altas ganancias bancarias porque son muy eficientes? El Global Financial Development Report 2017-2018 del Banco Mundial ubica al sistema bancario peruano entre los menos eficientes.
Sucede que la diferencia entre las tasas que pagan los bancos por los ahorros y las que cobran por los préstamos que dan, llamado “spread”, es de los más elevados. En Perú ese margen que los bancos les sacan a sus usuarios es de 14.4 por ciento, mientras el promedio del Asia es 4.9 por ciento, el promedio latinoamericano es de 8.8.
En la CADE, lo que dijo el presidente Vizcarra que el Perú tenía costos laborales mayores que los países de la Alianza del Pacífico, es falso.
El Perú tiene menores costos laborales que Chile, Colombia y México. Pero nuestro país sí tiene un sobrecosto bancario mayor que estos países; si el spread bancario en Perú es 14.4 en Chile es 3.4 en Colombia 6.8 y en México 2.8.
Si el spread o margen de ganancia de los bancos del Perú fuera el de Chile, en vez de pagarnos menos de 1 por ciento por nuestra cuenta de ahorros nos estarían pagando más de 11 por ciento anual o los préstamos en vez de estar costando 20 por ciento anual costarían la mitad de esa cifra. La diferencia entre lo que nos sacan los bancos peruanos y lo que sacan en promedio los bancos en Latinoamérica como spread suma diez mil millones de soles.
La “política nacional de competitividad” reconoce que “del total de empresas que necesitaron financiamiento pero no pudieron solicitarlo el 33% señaló a las elevadas tasas de interés como el principal factor detrás de su decisión” y que “el 43% de empresas que accedieron a créditos identificó a los altos intereses como principal problema”.
¿Es que acaso pagamos más porque los bancos peruanos llegan lejos? No, el alcance del sistema bancario peruano es menor al de países vecinos.
Apenas 5 por ciento de las microempresas tiene acceso al sistema financiero, que prefiere concentrarse en lo fácil, en las grandes empresas que logran préstamos bancarios en un 69%. En regiones más dispersas como Loreto, Huancavelica y Amazonas el porcentaje de gente con una cuenta bancaria es la tercera parte que en Lima.
COMPETITIVIDAD PRODUCTIVA
¿Queremos avanzar en productividad? Facilitemos que las micro y pequeñas empresas y los innovadores puedan acceder a créditos a tasas de interés razonables. De esa manera podrán iniciar o ampliar sus negocios, comprar nuevos equipos, mejorar sus tecnologías, y así producir más y mejor.
Muchísimos países tienen poderosos bancos de fomento para tal fin, desde China hasta Alemania y EE.UU. ¿Tiene sentido que mientras las pequeñas empresas se estancan por falta de crédito, 70 mil millones de soles del dinero de los trabajadores en las AFP se vayan al exterior pagando comisiones elevadas?
¿Por qué se mantiene ahogado al Agrobanco, estancado a Cofide y frenado el Banco de la Nación cuando podrían sumar una plataforma crediticia poderosa en favor del desarrollo económico?
Parece haber una sola razón: porque con más competencia el oligopolio bancario tendría que reducir sus extraordinarias ganancias. Pero al país le conviene otra cosa y es el interés nacional el que debiera primar. (Por: Pedro Francke – Otra Mirada) Publicado en Diario Uno
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