Chimbote en Línea (Economía -Por Raquel Castán) ¿Cuánta variedad de alimentos comemos a lo largo del día? Seguramente en nuestros mundos occidentales no concebimos nuestra dieta sin tener al alcance una rica biodiversidad de alimentos. Diferentes variedades de tomates, manzanas, patatas… llenan los supermercados. Pero esto puede cambiar antes de lo que pensamos.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) un 75 por cienro de los recursos fitogenéticos se han extinguido y otro tercio de la biodiversidad vegetal se espera que llegue a extinguirse en 2050.
Ante el aumento de las temperaturas los cultivos más fuertes y resistentes y residentes, como el maíz, el trigo, la soja, son los que más probabilidades tienen de sobrevivir, como aseguran desde la organización Food Tank.
Otros alimentos no tienen tanta suerte en este sentido y podrían estar condenados a desaparecer.
Muchas especies de peces están disminuyendo rápidamente a causa de la sobrepesca y el cambio climático. El salmón y la trucha, que dependen del frío de los arroyos y ríos para su supervivencia, son especialmente susceptibles, pero también lo son los peces que nunca han salido del océano.
Por otro lado, los peces más grandes no están creciendo tanto como antes, algunos son un 25 por ciento más pequeños, porque los océanos más cálidos producen menos oxígeno disuelto. Y otras especies evaden los pescadores a medida que migran a aguas más cálidas.
Más de la mitad del chocolate en el mundo se produce en Ghana y Costa de Marfil, regiones que podrían sufrir las consecuencias del cambio climático. Los científicos predicen que el aumento de las temperaturas en regiones productoras de chocolate están afectando el crecimiento de cacao, lo que llevaría a que su producción redujera de manera significativa en 2030.
Cerca un tercio de la población bebe café. Por desgracia, los científicos informan de que incluso un aumento en la temperatura de medio grado puede afectar negativamente a la cosecha de café en todo el mundo. Además, el aumento en los eventos de lluvia inducidas por el calentamiento ya ha reducido los rendimientos de los cultivos, por ejemplo, la producción en la India se redujo en un 30 por ciento entre 2002 y 2011.
Los países del vino podrían estar desplazándose hacia el norte -en el mejor de los casos-. Las condiciones climáticas ideales que han beneficiado a las regiones productoras de vino en el mundo, tales como Francia y California están cambiando. Temperaturas elevadas prolongadas pueden reducir el rendimiento de la uva o inclusos alterar su calidad, por ejemplo, al disminuir un ingrediente vital en la calidad de la uva de vino, los ácidos orgánicos.
Así, regiones tradicionalmente frías del mundo como el Reino Unido y el Medio Oeste podría llegar a tener mejores cosechas como consecuencia del aumento de temperaturas.
La planta de cacahuete, la Arachis hypogaea, es bastante exquisita. Necesita condiciones especiales para prosperar, como una temperatura subterránea y una humedad adecuadas. Pero el aumento de las temperaturas y las sequías históricas en las regiones de cultivo de maní ahora amenazan este aperitivo tan socorrido.
Recuperar alimentos ancestrales
Danielle Nierenberg de Food Tank, recalca que las sociedades actuales debemos volver a tener en cuenta “aquellos alimentos vegetales procedentes de nuestras poblaciones ancestrales e indígenas y volver a adoptarlas en nuestra alimentación”.
En numerosas ocasiones organizaciones, como la FAO, y expertos han admitido y probado la importancia de las comunidades indígenas y locales para proteger la biodiversidad de alimentos vegetales y animales.
De hecho, este tipo de cultivos resulta ser más resistentes a las altas temperaturas, sequías, pestes, enfermedades, además de ser ricos en micronutrientes y vitaminas. En lo que respecta a la alimentación de procedencia animal, siguiendo esta corriente, deberíamos introducir en nuestra dieta aquellas especies menos demandadas tradicionalmente.
Fuente: Servindi
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