Chimbote en Línea (Entrevista).- “Hay más de 50 mil millones de dólares en proyectos mineros que están allí, esperando ser desarrollados. pero, por autoridades como Santos, estos no salen adelante. Debemos elegir gente proba”, nos dice Augusto Baertl.
Augusto Baertl es uno de los mineros más importantes del país. Promotor de Antamina, en esta charla nos da su visión de lo que sucede en nuestro país, habla de la situación actual de la minería legal en el Perú; también de la situación de violencia que se vive en algunas ciudades como Casma, Chimbote, Huari y Cajamarca. Y también de la crisis institucional en estas locales, donde por las malas decisiones de sus autoridades se ha dado un uso inadecuado al canon minero y el crecimiento no se ve.
¿Son buenos tiempos para la minería en el Perú?
Las cosas hay que verlas desde diversos ángulos. Este es un momento expectante porque nunca antes hemos visto que cuatro grandes proyectos mineros estén, al mismo tiempo, en construcción: Toromocho, Cerro Verde, Constancia y Las Bambas. Además, se acaba de poner en operación Antapaccay y se ha concluido la ampliación de Antamina. Esto es producto de un trabajo de más de 20 años, de apertura a las inversiones. Acá hay, lejos, más de diez mil millones de dólares de inversión.
*¿Qué está pasando con las nuevas inversiones? *
Se han venido a pique. El propio presidente del BCR, Julio Velarde, en Canadá, le ha dicho a la comunidad de inversionistas: “Si ustedes no vienen a explorar, en 2016 no habrá nuevos proyectos”. Hoy la exploración se ha reducido a cero, tanto por problemas internos como externos. Y esto se explica porque en el Perú no se cumplen las reglas. A pesar de sortear engorrosos trámites burocráticos, si no tengo un acuerdo con la comunidad, el proyecto minero no va. Es decir, en el Perú la ley no sirve. Hoy, agentes externos a la comunidad –que mienten y generan temor al decir que la minería destruye, que acaba con la agricultura y la ganadería–, más la ausencia del Estado y normas como la Ley de la Consulta Previa, han hecho que toda comunidad se sienta con derecho a que le consulten.
Pero, ¿no debería ser así? Al fin y al cabo, son sus tierras…
Es que la consulta no significa ‘consulta’ sino derecho a veto: por esto, los proyectos están parados. Y esto no está bien. Si vamos a permitir que una pequeña comunidad tenga mayor derecho que la población del país, estamos en un grave problema. La minería representa para el Perú el 60% de sus exportaciones, el 40% de los ingresos por impuestos. Es decir, es la actividad que más recursos le da al Fisco. El Perú es un país minero, lo ha sido siempre y continuará siéndolo.
¿Qué hacer para que la baja en las inversiones mineras y los menores costos de los metales no nos lleven hacia una crisis?
Nunca en la historia de la minería se dio un periodo tan largo de bonanza. Mineros, regiones y país nos acostumbramos a la bonanza, pero la desaprovechamos. El canon minero representa el 50% de los impuestos de la minería que, lamentablemente, los gobiernos locales y regionales no han sabido gastar, y tampoco quieren ser fiscalizados. En el afán de ser ‘democráticos’, hemos abandonado la supervisión, el control. La regionalización de Toledo fue muy mal hecha: César Álvarez y Gregorio Santos son producto de ella. Por ejemplo, en la zona de Huari, donde opera Antamina, tenemos, por un lado, el trabajo del padre Ugo de Censi en Chacas –que promueve el desarrollo– y, por otro lado, feudos como San Marcos, que ha caído en manos de delincuentes con el nombre de autoridades… y esto no es responsabilidad de la minería. Hay que repensar la descentralización: no cualquiera puede ser elegido, optemos por la gente proba, bien capacitada. Los filtros deben ser mayores.
En Chacas mataron al portero de la obra, y ya suman tres las personas asesinadas. Usted sostiene que la violencia no es producto de la minería…
Es producto del narcotráfico. Esa zona tiene corredores hacia la selva, y por allí viene el narcotráfico. Mire lo que pasa en Casma y en Chimbote: el sicariato es por la droga. El país está lleno de zonas liberadas donde no hay autoridad y el narcotráfico impera. Los yacimientos de Majaz y Río Blanco, en Piura, no salen no por un problema social o por la mala relación con una empresa, sino por el narcotráfico.
¿El dinero del narcotráfico promueve las protestas?
Yo voy más allá. Contrabando, minería informal y narcotráfico promueven la ilegalidad. Y la ilegalidad es el gran problema del Perú. Por eso, la minería es el gran enemigo de esta gente, porque con ella llega la legalidad, el orden, la formalidad. El Perú tiene gente buena, profesional, capacitada, pero nos falta imponer el respeto por las normas y las leyes, la legalidad. Nos hemos convertido en un país anárquico.
¿La minería también es responsable de esto?
No, directamente responsable no. ¿Acaso es malo generar riqueza? En los 90, el Perú era un caos. Lo sacamos a flote, pero el Estado sigue anquilosado.
Humala ha dicho que llegó la hora de la industrialización.
Esas son peroratas sin importancia. Acá se habla mucho del valor agregado, pero yo le digo que el verdadero valor agregado lo da la minería. El mineral está en la tierra y no tiene valor sino hasta cuando llega el minero y lo transforma. El industrial le da un mayor valor, es cierto, pero no me digan que nosotros no potenciamos el recurso. Yo me pregunto ¿por qué no se instalan las más grandes fundiciones del mundo en el Perú? Porque no están dadas las condiciones pues. En esto debemos trabajar, en atraer capitales, no en atacar a la minería. (Fuente: www.peru21.pe)
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