Chimbote en Línea.- Los profesionales de diferentes disciplinas cuentan el valor de ese sonido natural que nace en el cuerpo, único como nuestra huella digital, y reflexionan además sobre su impacto en la construcción de nuestra identidad. Un año antes de ingresar al siglo XXI, diversas sociedades de otorrinolaringología coincidieron de que había que elegir un día mundial para que las personas tomaran conciencia de la importancia de tener voz, cuidar las cuerdas vocales y evitar problemas que pudieran afectarlas. Los años han pasado, y lo que pudo ser una invocación médica sin fronteras ha resultado ser una puerta abierta para que profesionales de diferentes disciplinas expliquen por qué es importante darnos cuenta de que tenemos voz y cuánto aporta en la construcción de nuestra identidad su presencia en nuestras vidas. Descubrir la voz Para la soprano peruana y profesora de canto, Lola Márquez, las personas nacen con su voz, así como con el color de ojos o su huella digital, pero aprenden a tener una voz. Puede ser porque en la niñez oyeron que las voces eran fuertes en su familia o roncas. La voz es única, afirma, se viene al mundo con un tono de voz agudo o grave. Sin embargo, hay quienes no se sienten a gusto con ella. Como le ocurrió a uno de sus alumnos que tenía un registro natural de soprano increíble, cuenta, y como varón era fuerte. “Pero no quería tener esa voz, porque la confundían con voz de mujer. Él trabajaba en un call center y al terminar la conversación, siempre le decían ‘gracias señorita’. No lo soportaba, pues socialmente como hombre su voz debía de ser grave”, cuenta a El Peruano. En el otro extremo, se encuentran quienes se sorprenden por poseer una voz potente o entonada, pues desde niños les dijeron que debían hablar bajito o que dejaran de cantar porque eran desafinados. Para estas almas descalificadas, no todo está perdido, felizmente existen técnicas vocales que les permitirá sacar su voz, desde lo más profundo de su ser, precisa. Pero eso sí, dice Márquez, preparadora vocal y solista principal de la Coral Interreligiosa del Perú /Schoila Cantorum de Lima, la voz no se inventa, ni para ser más grave ni aguda, las técnicas les enseñan a las personas a liberar sus sonidos, a dejarlos salir, y en ese proceso ir fortaleciendo su autoestima. De acuerdo a su experiencia, quienes inician el camino de descubrir su voz por medio del canto, lo hacen inspirados por la belleza de ese arte, por la plena consciencia de que la están compartiendo con el ser que imaginan, para envolverlo con ella. “Uno no puede fingir cuando canta porque está expuesto, y se percibe inmediatamente. Con el canto, la mayoría de las personas devuelve su voz. Y ese descubrimiento las libera. Es un gran desafío hacer salir la voz”, señala. Voz y cuerpo Además de descubrir la voz, de reconocer que las emociones determinan su tono y cadencia, ¿existe otro aspecto que ilumine nuestro conocimiento sobre ella? ¿puede hablarse de voz sin hablar del cuerpo? Para Teresa Ralli, actriz de teatro e integrante fundacional del grupo cultural Yuyachkani, es necesario hablar de ese binomio, de la energía del cuerpo y de la voz. Además, como profesora en la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación desde 1998 y en la Facultad de Artes Escénicas desde 2015 de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), sostiene que su labor es abrirle las puertas a sus alumnas y alumnos para que puedan cruzarlas y tomar conciencia de sí mismos, de su cuerpo y de su voz. “Les enseño a conocer la magia que existe dentro de su cuerpo: cómo se inhala el aire, cómo ingresa a los pulmones, cómo funciona el diafragma, se extienden las costillas, cómo flotan y se abren como un abanico, para que salga nuestra voz. Parecemos animales. Eso les digo. Que aprendan de ellos a ser sobrios y auténticos. Los felinos pueden estar tranquilos y salir veloces para jugar o protegerse. La voz es un detonante”. “La voz es un poder que otro puede ejercer sobre ti, para hacerte libre o someterte. Es un detonante”, dice Teresa Ralli Fotos: Andrés Valle/ANDINA Al olvidarse de su naturaleza, los seres humanos se dejan llevar por los mandatos que determina la sociedad, según sea el género de las personas o su condición social. “Estamos llenos de imposturas. La voz física tiene una voz social, de todas maneras”, acota. Y pone como ejemplo a mujeres que han superado diversas posturas impuestas en su niñez, como hablar bajito o poco, y ya más grandes, a no ser emocionales a la hora de expresar públicamente sus ideas. Creencias sociales que desconocen y anulan las sensibilidades propias de ese sector de la población. Y si bien la voz es sobre todo sonido, al ocupar un lugar en el espacio, empodera, explica Ralli. Eso ocurre gracias a la conciencia, porque desde que nacemos las personas se van adaptando a su entorno como una forma de sobrevivencia. Ella precisa que venir al mundo supone un trauma. Durante el embarazo, el bebé está arropado de líquido rodeado de un ambiente cálido y protegido en el vientre de su mamá. En ese tiempo, los sonidos del entorno le llegan, los siente y los oye. Pero al nacer debe de cambiar su chip, inhalar el aire que ingresa a sus pulmones y se convierte en grito y llanto. “La voz es nuestra partida de nacimiento”, sostiene. Después de llegar a este mundo y activar una serie de mecanismos para adaptarse rápidamente, continúa Ralli, se alimenta de luz y resonancias porque la voz es vibración, toca el cuerpo, y aunque las personas adultas creen que los niños no entienden nada, lo cierto es que desde temprana edad escuchan gritos y ven cómo se mueven los cuerpos. “Reciben como ecos esas voces y son capaces de entender que, si son fuertes y furiosas, el cuerpo de ese adulto se tensará y eliminará ondas densas. La voz es un poder que otro puede ejercer sobre ti, para hacerte libre o someterte”. Emociones y voz ¿Y qué más puede revelarnos una voz? ¿tal vez las emociones de una persona? ¿miedo o rabia, por ejemplo? El director del Instituto Guestalt del Lima, Manuel Saravia, indica que los tonos de voz y su velocidad, dan cuenta del estado de ansiedad en que se encuentra una persona, de sus dudas o si quiere ocultar algo. “Una voz grave y rápida es de alguien que está ansioso, si es baja y lenta puede ser de una persona que no está interesada en lo que habla; si recuerda algo emotivo se le puede quebrar, y si duda u oculta algo, bajará la entonación”, precisa. Las emociones influyen en el tono de voz, remarca. Así, el tono de voz bajo puede estar relacionado con el cargo de culpa, la falta de asertividad o la vergüenza. La voz grave, en cambio, denota autoridad, sensualidad y muchas veces es atractiva para el oído de los interlocutores. Pero cuando se exagera y se engola pierde su encanto. “Si las niñas y los niños trabajan su voz desde muy chicos, tendrán autoconfianza y poder de comunicación”. Manuel Saravia El tono de voz, entones, puede producir efectos negativos o positivos en quien la escucha. Es importante en las relaciones interpersonales. El experto refiere que una persona puede ser empática con otra o ponerse a la defensiva. Si la voz es fuerte y trasmite agresividad, sucederá lo segundo. Más si oye una voz grave, pausada y baja no se sentirá amenazada. Inclusive puede influir en la elección de pareja. Recomienda enseñar a los niños y niñas a sacar su voz, a vocalizar bien y a hablar fuerte, sin gritar. “Si trabajan su voz desde pequeños, con juegos, eso les dará autoconfianza y poder de comunicación. La voz refleja lo que queremos trasmitir o lo que queremos ocultar”, acota. Coincidencias - Los tres profesionales coinciden en reconocer que el tono de voz puede producir efectos negativos o positivos en la persona que lo escucha. - También coinciden en recomendar a niños, jóvenes y adultos, trabajar su voz para fortalecer su autoestima, autoconfianza, poder de comunicación y empoderamiento.
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