Chimbote en Línea (Evangelio Dominical).- Sandro Dordi, sacerdote misionero, trabajó en la Parroquia Señor Crucificado de Santa, Perú. Hombre de oración, humilde, trabajador y sencillo, muy cercano a la gente. Se preocupaba por la atención a los niños, a los enfermos, en la construcción de locales comunales, capillas y canales para los campesinos.
Era uno de ellos. Era un pastor que conocía a sus ovejas como Jesús. Las llamaba por su nombre y daba la vida por ellos. Recorría todo el valle de Santa. Su vida estaba en peligro y me decía: cuando quieren matarte buscan la ocasión. Así que esperaré, pero no los abandonaré. Un 25 de agosto de 1991, venía de la comunidad de Vinzos. En Pampas de San Juan le esperaban los que planeaban su muerte. Porque era un obstáculo para su ideología y planes opuestos a la vida.
El buen Pastor conoce a sus ovejas y ellas lo siguen (v.27). Cuando veo la foto de Sandro, rodeado de niños. Uno de esos niños es Giovanni, quien es ahora un joven sacerdote, dinámico, sencillo, tierno. Y me hace reflexionar en esa imagen de Jesús: 1) su cercanía, ama y conoce a los suyos y da la vida por ellos. 2) Jesús nos enseña su íntima comunión con su Padre y nuestro Padre Dios. 3) Él es el ungido por el Espíritu que ha llegado a nosotros, para que tengamos vida. 4) La comprensión de la vida, está en defenderla, amarla, respetarla.
}Hacer todos los esfuerzos como comunidades cristianas, para que todos amen y respeten la vida desde su gestación, en todo su proceso de desarrollo. Y que podamos crear las condiciones reales y objetivas, que a la luz de la Buena Nueva de Jesús, se mejoren la salud, la educación, el trabajo, la justicia. Y todos tenemos la misión de trabajar por la paz, la verdad y la verdadera libertad de todos los creyentes y no creyentes, que buscan sinceramente vivir como Dios lo quiere.
Jesús siempre actúa en nombre de Dios, porque su vida está sustentada en Dios. Y por eso creemos en El y nos confiamos en ser sus discípulos, porque Él tiene para cada uno una misión: Ser uno. Vivir la comunión como Iglesia. Todos tenemos la responsabilidad de cuidarnos los unos a los otros, de superar errores y escándalos, para vivir la misericordia y la compasión de Dios en gestos de humildad, sinceridad, solidaridad.
En este día del Buen Pastor oremos por todos los sacerdotes, religiosos, as, laicos y obispos, para que seamos pastores de una oración profunda y contemplativa, cercanos y acompañantes de nuestros pueblos en sus alegrías, tristezas y esperanzas. Y para que les comuniquemos una nueva vida, una nueva manera de entender el Evangelio, comprometido en las realidades temporales, sin perder de vista la fe y la esperanza cristiana en Jesús, el único y Buen Pastor que nos enseña a amar y a dar la vida por el hermano. (Por Fray Héctor Herrera, o.p.)
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