Mensaje del Inicio de la Cuaresma

miercoles-de-cenizaPor: Fray Héctor Herrera o.p.(*)
Querid@s Herman@s:
Con el miércoles de ceniza, iniciamos este tiempo de cuaresma que nos conduce a celebrar los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

En este año de la fe, es “una ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás.”(Benedicto XVI)

Hoy necesitamos descubrir ese encuentro con Jesucristo, acogerlo y aceptarlo en nuestras vidas para que tengamos sentimientos de compasión, de amor, de respeto por la vida de nuestro prójimo. Y sobre todo seamos sensibles al amor a Dios y al hermano. Que si Él nos amó primero, es porque somos imagen y semejanza de Dios.

Estamos llamados por vocación a realizarnos como personas en comunión con los demás. No podemos apartar, desprestigiar, desvalorar al hermano, a, porque no nos cae bien, sino debemos tener sentimientos nobles que en cada ser humano están puestas las semillas del Verbo, de aquél que ha venido para liberarnos de todo egoísmo, discriminación y exclusión para que nos miremos como hermanos, as, hijos, as, de un mismo Padre que nos hace diferencia ni distinción entre las personas.

Toda la vida cristiana consiste en responder al amor de Dios. Él no se limita a amarnos, sino quiere que respondamos libremente a su llamada. Es el camino de la conversión a Él que nos amó primero y dejarnos amar y transformar por Dios. Con profundo amor y gratitud Pablo decía “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gal. 2,20).

Cuaresma representa cuarenta años que el pueblo de Dios caminó en el desierto. Cuarenta días que Jesús lleno del Espíritu Santo fue conducido al desierto(Lc. 4,1) para descubrir su misión, escuchar la voz de Dios, su fidelidad, amor y entrega generosa a la voluntad del Padre, que su misión pasa por el camino de la cruz.

Hoy como creyentes tenemos que vivir en serio nuestra vocación cristiana amar a Dios y al prójimo. Ser testigos del reino de Dios buscando la verdad, la justicia, la reconciliación, la sanación de heridas para vivir la victoria de la resurrección sobre la muerte y el pecado.

La Iglesia nos invita a vivir estos tres  signos penitenciales: oración, ayuno y limosna.

1.    Oración: escuchar a Dios. Él quiere hablarte a tu corazón en la escucha atenta a la Palabra de Dios, pero empaparte como la lluvia con la Palabra de su boca para que germinen en ti, las semillas de la bondad y la generosidad para con tu prójimo. Su Palabra no volverá vacía(Is. 55,10-11),

2.    Ayuno: El ayuno que yo quiere es hacer saltar las cadenas injustas, dar pan al hambriento, hospedar al sin techo (Is. 58,6-7). Compartamos con los más necesitados.

3.    Limosna: Dar y compartir con amor, no lo que te sobra o por tacañería, sino dar y compartir lo que tienes con quien más lo necesita.
Fe y Caridad, demostrado en obras nos harán auténticos testigos y misioneros del Evangelio. (Por: Fr. Héctor Herrera, o.p)

(*)Párroco de la Iglesia San Pedro