Chimbote en Línea (Reflexiones).- ¡Señor, dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la tierra ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él? Le diste el mando sobre todas las obras de tus manos (Sal 8). Y es que toda la creación nos manifiesta la sonrisa de Dios y su amor es tan grande que somos imagen suya.
Tatiana, una niña de 9 años en Huancayo, viendo a su madre enferma, no dudo en vender su cabello para ver a su madre sana: “Lo hice para curar a mi mamita. Quiero que se sane”. Esta historia de amor conmovió al país, a las instituciones que se preocuparon por ayudar a la mamá de Tatiana. Y en estos gestos de ternura se manifiesta el gran amor a Dios y al prójimo. O como aquella niña de 5 años que me impresionó con su dibujo de un color rojo intenso, representado a Dios, porque Dios es amor y nos ha hecho por amor, dijo.
El evangelio de Jn 16,12-15, es un pasaje de despedida de Jesús de sus discípulos: “Muchas cosas tengo que decirles, pero no pueden comprenderlas ahora. Cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará a la verdad plena” (v.12-13).
Dios Padre nos amó y por eso nos entregó a su hijo Jesús (Jn 3,16). Jesús obediente al Padre nos mostró su amor misericordioso hasta entregar su vida por nosotros. Él vuelve al Padre, pero nos envía al Espíritu que nos conducirá a un conocimiento pleno de sus enseñanzas.
El Dios en quien creemos es comunión, no es un Dios solitario, sino es un Dios Amor, porque Él envió a su Hijo Jesús para que participáramos de la naturaleza divina: “El Padre y Yo somos uno”. Y su misión es comunicarnos el inmenso amor de Dios que quiere que seamos hijos.as suyos.
En efecto lo somos desde nuestro bautismo: al nacer con Cristo a una vida nueva, nos hacemos hijos y hermanos y el Espíritu viene en nuestra ayuda para enseñarnos que el amor de Dios se concretiza en las personas, en el ambiente, en la comunidad. Todos tenemos derecho a ser felices y libres. Y ese camino es lo que nos identifica como seguidores de Jesús: amar a Dios, creer y aceptarlo es creer que un mundo diferente es posible, si cada uno ama al otro con ternura.
El Espíritu nos guiará a la verdad total, porque se va a convertir como el maestro que abre nuestro corazón a toda enseñanza de Jesús. Un dominico el Maestro Eckhart decía: “Hablando en hipérbole, cuando el Padre ríe al Hijo, y el Hijo le responde riendo al Padre, esa risa causa placer, ese placer causa gozo, ese gozo engendra amor, y ese amor da origen a las personas de la Trinidad, una de las cuales es el Espíritu Santo”.
Toda nuestra vida cristiana, tiene relación con la Santísima Trinidad: cuando decimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, experimentamos el gran amor de Dios, que se traduce en alegría y encuentra su plenitud en el amor humano, en el amor conyugal entre un varón y una mujer, abierto a la vida y a la educación de los hijos (DA 117).
La familia es un signo de esa vida trinitaria, porque Dios la ama y podemos sanar las heridas y abrirnos caminos de fe y de esperanza, si profundizamos nuestra vida de oración. Entonces Dios habitará en nosotros y nosotros en Él. Sólo así será posible vivir la experiencia Trinitaria en el amor que construye una comunidad fraterna y solidaria. (Escrito por: Fr. Héctor Herrera, o.p.)
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