Reflexión el Evangelio 9 junio del 2013 (Por: Fray Héctor Herrera*) Jesús se conmueve ante el dolor de la viuda de Naín, y nos invita hoy a ser sensibles ante el dolor de tantas madres que aún lloran a sus hijos desaparecidos, o que aún no encuentran sus cadáveres por la violencia que vivieron. De esta realidad muerte y vida nos habla el evangelio de Lc. 7,11-17 ESCUCHAR AUDIO
Mientras Jesús camina con sus discípulos a la ciudad de Naín, se encuentra con un joven muerto, hijo único de una viuda (12). Jesús sintió compasión por ella. Y al verla le dice: No llores (v.13).
Es a esta actitud compasiva que nos invita hoy a los cristianos, a detenernos en el camino de nuestra realidad para ver a las viudas y mujeres que pierden a sus seres queridos, víctimas de enfermedades, guerras, violencia, asesinatos. Y sentir esa compasión y ternura del maestro, actuando con prontitud y sinceridad de consolar y acompañar.
El segundo paso que da Jesús es acercarse al féretro y restituir la vida del muchacho: ¡Levántate! “El muerto se incorporó y empezó a hablar (v.19). Jesús ha pasado de la muerte a la vida. Y nos da esta misión: detenernos, acompañar y consolar a quienes sufren la muerte o han sido víctimas de la violencia, como lo hizo la Comisión de la Verdad y reconciliación. No sólo investigó, sino que ayudó a dar consuelo a los que fueron víctimas.
Jesús hoy nos enseña, a buscar la defensa, protección y seguridad de la vida humana. Porque la vida es un don de Dios. Jesús se lo entregó a su madre. Y le restituyó el sentido de la vida. ¡Cuánto tenemos que hacer los cristianos hoy restituir el sentido de la vida, la fe, la esperanza de los más pequeños! Devolver la credibilidad a todo un pueblo, que es posible amar la vida y su sentido pleno, porque creemos que Jesús es el señor de la vida. Que en Él está nuestra vida y salvación.
Y esto requiere de una gran humildad para reconocer los atropellos que se cometen contra la vida del ser humano, de diversas maneras. Y creer que Jesús es el gran profeta que sigue visitando a su pueblo (v.16). Que Él nos manifiesta la ternura y la vida de Dios, el Señor de la vida, que en toda la historia nos habla por boca de los profetas como Eliseo que devuelve la vida del niño (1 Re 17,17-24).
Los cristianos no podemos permanecer indiferentes ni estar desesperanzados y sin optimismo. Es posible tener ese espíritu de Dios para amar la vida, consolar al que sufre y despertar la esperanza viva en Jesús, Palabra viva que nos da la vida y nos hace esforzarnos por crear condiciones de una vida más humana y digna.
Frente a los poderes de la muerte la indolencia, la falta del respeto por la vida, Jesús nos propone el camino de la vida. Porque Él es vida y nuestra vida cristiana, vivida en comunidad cobra una nueva dimensión cuando todos nos esforzamos por hacer realidad su mensaje.
El llanto de la viuda de Naín conmovió a Jesús. El dolor y el llanto de las mujeres, cuyos seres queridos fueron arrebatados por la violencia y la inseguridad ciudadana, debe movernos a una compasión cercana y a buscar nuevas iniciativas de vivir, para caminar con la seguridad que el Señor Jesús sigue acompañando a su pueblo, para revertir el pecado y la muerte en fuente de vida.
De todos nosotros depende revelar a Jesús y anunciarlo a un mundo sordo y cerrado para abrir sus ojos y sus oídos al grito y al llanto del pobre, para devolverle la esperanza de la vida. DOMINGO X T.O. C. DOMINGO 09.6.2013. LC. 7,11-17 . ¡MUCHACHO LEVÁNTATE!
(*Fundador de CECOPROS)
Comentarios
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el evangelio
que es muy largo y deben ser muy cortos}
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