Chimbote en Línea (Libre Opinión).- Quizás el principal acierto de estos diez años de gobierno del PT haya sido la política de mantenimiento del salario mínimo. Es un raro ejemplo en esta década en que el gobierno federal, tan atento a las demandas patronales, escuchó y asumió la propuesta del movimiento sindical.
En verdad que ha habido una mejoría en los ingresos del trabajador y una reducción de la desigualdad social en el Brasil. Pero fue menos de lo que se esperaba y que se podría haber conseguido, toda vez que la desigualdad en los ingresos es una pequeña parte de la desigualdad social, dada la creciente concentración de la riqueza. Según la más reciente lista de millonarios de la revista Forbes, las 124 personas más ricas del Brasil acumulan un patrimonio equivalente a US$ 250 mil millones, o sea casi un 12.3 % del PIB.
A pesar del aumento del ingreso medio y de la masa salarial de los trabajadores, verificada en los últimos diez años, su participación en la riqueza nacional continúa estancada. En 1980 los salarios alcanzaban el 50% de la riqueza nacional; en el 2000 habían caído al 38%; y actualmente andan en torno al 46%.
El avance político y económico en el salario mínimo resulta de la acción unitaria de las Centrales Sindicales, con la ayuda técnica del DIEESE, entidad de asesoría sindical creada en 1955 por el movimiento sindical y dirigida hasta hoy por los mismos sindicatos brasileños.
En el 2004 las Centrales Sindicales lanzaron la campaña de valorización del salario mínimo. Se hicieron tres marchas conjuntas en Brasilia, con el objetivo de presionar a los poderes ejecutivo y legislativo y alertar sobre la importancia social y económica de la propuesta.
Como consecuencia de dichas marchas en mayo del 2005 el salario mínimo pasó de US$ 130 a 150. En abril del 2006 fue aumentado a US$ 175. Y en abril del 2007 llegó a US$ 190. El resultado más importante de dichas negociaciones, sin embargo, fue alcanzado en el 2007: una política permanente de valorización del salario mínimo hasta el 2023. Política que tiene como criterios el desvío de la inflacióndel período entre las actualizaciones del salario mínimo; el aumento real por la variación del PIB; además de la anticipación de la base de revisión -cada año- hasta ser fijada en enero, lo cual tuvo lugar en el 2010. Por eso en enero de este año el valor del salario mínimo pasó a US$ 330, acumulando una subida real -por encima de la inflación- del 70.49% desde el 2002.
Considerando la serie histórica del salario mínimo, y previendo los valores medios anuales desde enero del 2013, el actual salario mínimo corresponde al mayor valor real de la serie de las medidas anuales desde 1984, de acuerdo con el DIEESE.
Para hacerse una idea del impacto del salario mínimo en el Brasil basta decir que, según estimaciones del DIEESE, 45.5 millones de personas tienen el salario mínimo como referencia de sus ingresos, lo que genera un aumento de la riqueza del orden de US$15 mil millones en la economía, considerando solamente la subida del salario mínimo en enero de este año.
Los trabajadores que entraron en el mercado de trabajo en los últimos diez años reciben, en su gran mayoría, salarios muy cercanos al mínimo. En la primera década del 2000 la parcela de los empleados con hasta un 1.5 salario mínimo volvió a crecer, acercándose a casi el 59% de todos los puestos de trabajo. Número considerable de los puestos de trabajo generados desde el 2003, concentrándose en la base de la pirámide social, una vez que el 95% de las plazas creadas tenían una remuneración mensual de hasta 1.5 salario mínimo.
En el primer semestre del 2013, según datos del Ministerio de Trabajo y Empleo, del total de trabajadores admitidos, el 55.4 % fueron contratados para recibir entre el 1.01 y el 1.5 salario mínimo. O sea, el trabajador brasileño gana poco.
La previsión del gobierno federal, según consta en la propuesta de Proyecto de Ley de Inversión Anual enviada al Congreso a finales de agosto, es que el salario mínimo que pasará a regir en enero del 2014, llegará a US$ 360, lo que es un aumento del 6.6 %. Todavía poco.
Queda aún un largo camino que recorrer. Con base en el costo de la canasta básica de São Paulo, y teniendo en consideración la determinación constitucional que establece que el salario mínimo debe ser capaz de cubrir los gastos de un trabajador y su familia -alimentación, vivienda, salud, educación, vestuario, higiene, transporte, descanso y previsión social-, el DIEESE estima mensualmente el valor del salario mínimo necesario. En agosto de este año el salario menor debería ser de US$ 1.300, o sea cuatro veces el valor del mínimo de ahora, que es de US$ 330. Ése sería hoy el salario mínimo justo. (Fuente: EVARED)
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Frei Betto es escritor, autor de "Minas del oro", entre otros libros.
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