(Por:Antonio Luna Neyra) Más allá de que la derecha aliada al gobierno o la oposición de izquierda utilicen o no los “errores” de la familia Humala-Heredia para perjudicar al gobierno o para desenmascararlo, lo que debe interesarnos más es saber si en realidad esos “errores” son delitos que perjudican al país y si deben investigarse y sancionarse a sus responsables.
Por eso, la investigación abierta a la actuación del hermano del Presidente, Alexis Humala Tasso, en distintos foros legales y políticos, para saber si cometió delitos contra el Estado y la sociedad, es un derecho irrenunciable de la opinión pública que quiere saber la verdad y exige igualdad y no privilegios con todos los peruanos.
Tampoco es correcto que porque existen numerosos casos de corrupción que no son investigados ni sancionados, se tenga que pasar por alto los actos corruptos de los familiares del Presidente de la República, pues los intereses de la nación deben estar por encima de prerrogativas, indulgencias o impunidad. Lo que debe hacerse es exigir investigación y sanción para cualquier delito, venga de donde venga.
No todos saben que en el 2005 en Chimbote y Ancash fue vox populi que el hoy congresista Freddy Otárola habría ido a la oficina de Alexis a entregarle 20 mil dólares acordados para ser candidato por Ancash, pero que en vez de 20 le habría pedido 25 mil “para la campaña”.
Similares denuncias existen en otras regiones del país. O sea que la fama y los actos poco transparentes de Alexis vienen desde años atrás.
Ahora se sabe, por boca de Isaac Humala padre del presidente, que el viaje de Alexis a Rusia para tratar asuntos comerciales con autoridades rusas en representación del gobierno peruano fue por un acuerdo con el propio Ollanta Humala y no por decisión propia.
Sin embargo, llama a suspicacias que siendo Alexis un empresario pesquero al igual que otros miembros de su familia, tratara principalmente el tema de la pesca.
El reciente destape sobre los negociados de la empresa Krasny, donde Alexis tiene el 20% de acciones, con el Estado, es una nueva perla del rosario de Alexis Humala.
Pero, ha salido su hermano Ulises a decir que Alexis habría vendido sus acciones el año pasado a Víctor Cumpa, su amigo íntimo y candidato de Gana Perú al Congreso por Lambayeque y que se habría “olvidado” de inscribirlo en Registros Públicos. ¿Será cierto eso?
De este modo, los Humala pretenden tapar el sol con un dedo y demuestran la poca moral que los anima en su participación en esta nueva gestión de gobierno que prometieron sería nacionalista y democrática y tendría como distinción la honestidad.
La lucha contra la corrupción no puede hacer distingos. No se puede tratar de una manera a un corrupto y de otra manera a otro corrupto. No se puede tratar de un modo a los corruptos de la derecha y de otro modo a los corruptos del nacionalismo, del gobierno o de la familia presidencial.
El mal ejemplo con el trato privilegiado al ex vicepresidente y aún congresista Chehade, a Alexis Humala y a otros funcionarios oficialistas involucrados en asuntos de corrupción, resquebraja la moral combativa de las masas, alienta la práctica inmoral y frena el avance en la construcción de una sociedad superior.
La cerrada defensa del patriarca de los Humala a su hijo Alexis a tal punto de negarse incluso a que se realice una investigación a las serias denuncias en su contra, desdibujan la buena imagen justiciera del veterano y revelan la verdadera moral de la familia que nos está gobernando y el futuro que nos aguarda para los próximos 4 años.
El descenso de la popularidad del presidente no es casual. A la mala performance política y social del régimen, se agregan los escandalosos actos ilícitos de la familia presidencial que socaban más su imagen y prestigio.
Porque, valgan verdades, las movidas familiares no es lo que más desprestigia al presidente. El incumplimiento de sus promesas, la criminal represión contra los conflictos sociales, la derrota política sufrida en Cajamarca, la renovación con Telefónica sin haber pagado su deuda, el desvío del gas de Camisea, la amenaza con la Ley de negacionismo, el uso del avión presidencial por la Primera Dama, los fraudes del programa 65 y el alza desmedido de los precios de los alimentos, son los que más atentan contra el gobierno y el presidente.