Chimbote en Línea.- La personalidad es uno de los campos más difíciles de definir en el campo psicológico. En el contexto cotidiano, se utiliza con diferentes significados e intenciones; por ejemplo, para hacer mención a la fuerza del carácter, a la perseverancia en la consecución de las metas personales y hasta la madurez de una persona.
En este sentido, se suele decir que una persona tiene mucha o poca personalidad.
Para las ciencias de la conducta, la personalidad se define como las estructuras y rasgos permanentes en el tiempo y que permiten diferenciar a un individuo de otro. La personalidad es producto tanto de los factores hereditarios, transmitidos de padres a hijos(as), como del ambiente (la cultura, el medio social, la familia donde se desenvuelve la persona, la educación recibida, etc.).
La herencia es el conjunto de rasgos que están definidos antes del nacimiento en el código genético del individuo, mientras que el ambiente es el conjunto de influencias que recibe del medio que lo rodea. Como no hay dos personas que tengan el mismo código genético y que hayan vivido las mismas experiencias de igual forma (ni siquiera los gemelos), la personalidad es única e irrepetible.
La personalidad tiene dos características básicas: la “diferenciación” que señala que todas las personas somos diferentes unas de otras y que nos sentimos de esa manera; y la “consistencia” que hace referencia a la permanencia, a través de los años, de ciertos rasgos y estructuras de la personalidad que hacen congruente y predecible nuestro actuar.
Los seres humanos se desarrollan en un orden predeterminado, pasando a través de una serie de etapas. Cada fase tiene sus propias metas, intereses, logros y desafíos particulares que el individuo debe ir superando. Dichas etapas son interdependientes, es decir, los logros de los períodos posteriores dependen de la manera en que se resolvieron los desafíos en los primeros años.
En el caso de los púberes y adolescentes todavía podemos hablar de un proceso en nuestra personalidad que se viene cimentando con lo genético y nuestro contexto que afecta nuestra personalidad. Es por eso que en estos tiempos de violencia, corrupción, y antivalores hacen que se formen negativamente en una personalidad. Pero debemos desecharlo lo malo y retenerlo lo bueno eso nos dice la Sagradas Escritura y considero en nosotros porque vivimos y convivimos en un mundo de crueldad, malicia y también de bondad, respeto y otros principios morales que tenemos que adoptarlos en nuestra vida.
ALUMNO: FELIPE ZAVALETA TEMPLE
GRADO: QUINTO
I.E : SAN JACINTO
PROFESOR ASESOR: ALBERTO MALABRIGO FLORES
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