Ezequiel Nolasco: en "La Centralita" planearon asesinarme

Chimbote en Línea (Por: Daniel Yovera-Diario 16) Informe especial. En los primeros días de setiembre de 2011, un año y dos meses después del primer atentado que sufriera el exconsejero regional de Áncash y principal opositor al gobierno de esa región, Ezequiel Nolasco Campos, un hombre se le acercó para entregarle una reveladora información.

El sujeto dijo haber trabajado al lado del equipo de comunicadores del presidente regional César Álvarez Aguilar y aseguraba tener datos acerca de quién pudo haber ordenado su asesinato, el día en que acabó muerto el hijo de Nolasco. El crimen –le dijo aquel personaje– fue planificado en ‘La Centralita’.

Así era llamado un inmueble ubicado en Chimbote, que habría sido usado para la planificación de las actividades del Gobierno Regional de Áncash y que era manejado por un exclusivo grupo de asesores y comunicadores de confianza del presidente regional.

El hombre que había buscado a Nolasco se llamaba Juan Carlos Barrios Ávalos, quien tiempo después aparecería en un video revelando qué se hacía en ‘La Centralita’, qué personajes importantes llegaban por allí y qué periodistas locales recibían presuntamente dinero para demoler a los adversarios del presidente regional y, a la vez, alabar al mismo.

Como ha ocurrido muchas veces en Áncash, tras ese video Barrios se retractó en otra grabación. Pero para entonces ya había entregado importante información y evidencia concreta, como planillas y vouchers de pago a periodistas, varios CD, fotos, videos, etc.

Después de ese contacto transcurrió un mes y medio, y Nolasco se dio cuenta de que Barrios no ratificaría su versión ante las autoridades. Entonces, se dirigió al despacho de la fiscal anticorrupción que investigaba el caso ‘La Centralita’, Yeni Vilcatoma de la Cruz, y le contó todo lo que Barrios le había confesado. Los detalles de ese excepcional relato recobran hoy especial relevancia, a la luz de su reciente asesinato.

“LA ORDEN”

La declaración empezó a las 10:00 de la mañana del 19 de octubre de 2012. Según el documento de 13 páginas que recoge su testimonio, cuya copia tiene este diario, Nolasco se estaba refiriendo a dos asesores de imagen de Álvarez, Jorge Burgos Guanilo y Martín Belaunde Lossio, cuando a las 10:13 de la mañana recibió un mensaje en su teléfono celular número 944911256.

“Te estamos siguiendo porque te vamos a matar”, le escribieron.

La fiscal Vilcatoma incluyó la amenaza en el acta y le preguntó a Nolasco si deseaba continuar con su declaración. La respuesta fue afirmativa.

Entonces, siguió refiriéndose a la gran influencia que, según Nolasco, tenía supuestamente el asesor Burgos Guanilo en el gobierno regional, en el Proyecto Chinecas, en la UGEL Santa y en la Subregión Pacífico.

Burgos sería, según las investigaciones, la persona desde cuyo celular salieron presuntamente mensajes con amenazas de muerte contra Nolasco y contra el otro opositor de peso de Álvarez, Juan Calderón Altamirano.

“(Barrios) me dijo que su persona sabía, porque había estado presente en dicho momento, que la orden de mandar a matarme la había dado el señor César Álvarez Aguilar”, le dijo Nolasco a la fiscal.

“En ese momento estaba también presente el sicario de apelativo ‘Piolín’, cuya identificación es Alexander Sánchez Cachai (…) quien a la fecha se encuentra recluido en el penal de Cambio Puente” por el atentado en su contra, agregó.

Después, Nolasco relató pormenores de por qué desde el gobierno regional encabezó la anulación de un paquete de obras por 840 millones de soles que iban a realizarse vía la OIE, es decir, sin posibilidad alguna de someterlas a control y fiscalización de ningún tipo.

Luego, volvió al tema del atentado.

“Lo increíble, y aquí se evidencian los actos de corrupción de los que (me) habla Juan Carlos Barrios Ávalos… es que Luis Humberto Arroyo sería el autor, él es alcalde de la provincia del Santa por el movimiento Cuenta Conmigo y a la vez secretario general, partido cuyo máximo líder es César Álvarez Aguilar”, señaló.

Cabe indicar que, según el atestado policial y el cruce de llamadas efectuado, el día del atentado contra Nolasco, Arroyo se comunicó telefónicamente con los sicarios, incluso estuvo a pocas cuadras de la casa del exconsejero, donde ocurrió el hecho.

“Por ello es que tiene sentido lo que Juan Carlos Barrios me dijo en relación a que César Álvarez sería quien ordenó mi asesinato”, dijo el declarante.

¿Y LOS JUECES? ¿Y LOS FISCALES?

Nolasco pasaría a dar cuenta, luego, de una serie de circunstancias que él consideraba irregulares en el proceso por el atentado en el que pereció su hijo.

Primero, que el fiscal Lorenzo Javier Melgarejo formalizó denuncia contra Luis Arroyo por homicidio simple en el grado de tentativa acabada, en lugar de hacerlo por homicidio calificado.

Luego, que el juez de Nuevo Chimbote, Jony Quispe Cubas, lejos de devolver la resolución para demandar su corrección, mantuvo la figura penal.

Después –continuó Nolasco– el mismo juez Quispe favoreció a uno de los implicados en el atentado, Alberto Manuel Palacios Flores, chofer y seguridad de Arroyo, a quien le revocó la orden de detención sin notificárselo a las partes.

Igual, Nolasco pudo saberlo y apeló. La Primera Sala Penal del Santa ordenó la inmediata recaptura de Palacios Flores, pero otro juez, Luis Goicochea Sandoval, lo dejó en libertad, en un hecho que resolvió en apenas cinco minutos desde que el detenido ingresó su pedido para que lo liberen.

Le hablaba Nolasco a la fiscal de otras irregularidades cuando recibió un segundo mensaje en su celular.

CON TOTAL IMPUNIDAD

“Sabemos dónde estás ahora, sabemos dónde anda tu hija Fiorella, por dónde camina, qué crees, que con ir a la prensa te vas a salvar, te vamos a matar”, decía la nueva amenaza. Eran las 3:21 de la tarde.

Fuentes presentes en la diligencia le contaron a diario16 que en ese mismo instante uno de los policías que estaba en el exterior de la Fiscalía Anticorrupción ingresó al despacho de la fiscal Vilcatoma.

“Doctora, afuera está pasando el ‘Goro’ en una camioneta con lunas polarizadas, pasa lentamente y cuando está frente a la Fiscalía baja la luna y se deja ver”, habría dicho el efectivo.

De inmediato, la fiscal dispuso que se pida refuerzos y no menos de diez policías llegaron para resguardar la sede y la posterior salida de Nolasco.

‘Goro’ es como llaman a Rubén William Moreno Olivo, uno de los implicados en el primer intento para matar a Nolasco.

Según la testigo clave de este caso, Hilda Saldarriaga Bracamonte –esposa de uno de los delincuentes involucrados–, ‘Goro’ fue uno de los asesinos del hijo de Nolasco y en su primer testimonio, que fue grabado, insinuó que era posible que también haya estado detrás del asesinato de otro consejero regional, José Luis Sánchez Milla.

Un día antes de declarar ante la justicia, la mujer fue acribillada en su casa mientras dormía.

‘Goro’ fue absuelto el año pasado, al igual que los otros presuntos sicarios. Así trabajan en Áncash muchos jueces y fiscales.

La declaración que dio Nolasco ha permanecido en el expediente del caso ‘La Centralita’ y ahora, tras el reciente crimen que segó su vida en Huacho, recobra inquietante trascendencia.

De hecho, el jueves pasado, desde Lima, el Ministerio de Justicia solicitó formalmente el testimonio, y el viernes autoridades ancashinas lo enviaron a la capital para que nutra las investigaciones del caso.

ELLOS TAMBIÉN CORREN PELIGRO

“‘Goro’ tiene protección, incluso se moviliza en una moderna camioneta de lunas polarizadas, no le pasa nada”, le dijo a este diario Juan Calderón Altamirano, a quien muchas personas consideran en Chimbote “la próxima víctima”. Algunos amigos suyos lo saludan en la calle y, cual broma macabra, le dicen: “Hola, próxima víctima”.

“Es que soy la próxima víctima si no se hace nada”, dice Calderón, candidato a la presidencia regional de Áncash y uno de los principales denunciantes del caso ‘La Centralita’, quien ahora camina con seguridad personal privada porque el Estado no se la ha dado.

“Siempre he pedido seguridad, a la Policía, al Poder Judicial, y nada; Nolasco también la pidió, a él lo amenazaron más de 50 veces y nunca le dieron protección”, denuncia.

Calderón dice haber recibido unas 100 amenazas, entre llamadas, mensajes y arreglos florales. También le dispararon a matar luego de denunciar el asunto de ‘La Centralita’, y si bien salió ileso, uno de sus hermanos recibió los balazos, aunque se salvó.

Antes del crimen de Nolasco, corría la voz en Chimbote de que existía un plan de liquidación de personas incómodas. Según esta versión, la lista era integrada por Ezequiel Nolasco, Juan Calderón y la fiscal superior anticorrupción Nancy Moreno.

La doctora Moreno, fiscal superior coordinadora del Santa y coordinadora de las fiscalías anticorrupción, ha recibido cinco amenazas concretas, entre sobres cerrados, arreglos florales y hasta casquillos de bala.

¿Algún detenido? Ninguno. Las investigaciones se diluyen. Moreno no señala nombres, pero ella es una de las pocas fiscales de Áncash que no ha sido vinculada con ningún tipo de interés oscuro.

Por cierto, ella, al igual que Yeni Vilcatoma, es parte de los diez fiscales que José Peláez Bardales, el fiscal de la Nación, removió de sus puestos cuando investigaban casos emblemáticos de corrupción y sicariato en esa región. Hoy el investigado –por el Consejo Nacional de la Magistratura– es Peláez.

Y como si la sangre siempre tuviera que correr en esa región, ya se empieza a advertir que a la “lista negra” podría sumarse la jovencísima hija de Nolasco, Fiorella Nolasco, de 20 años, quien ha resultado ser una verdadera piedra en el zapato desde que asesinaron a su padre.

Ha organizado dos movilizaciones, reta, es frontal, da entrevistas y llama a los ancashinos a darle cara a la corrupción y al sicariato.

En su cortísima e involuntaria vida pública, ya carga con seis amenazas de muerte, en solo seis días. La llama un tal “ingeniero Omar” para pedirle 5 mil dólares o, caso contrario, “muere”.

Es obvio que no se trata de ningún extorsionador. Como son obvias muchas cosas en el Áncash de los últimos tiempos. Solo que esta vez el punto de quiebre parece asomar.

“Nolasco, que es mi amigo desde que éramos niños, me dijo una vez que si lo mataban, ese día, la corrupción empezaba a caer. Parece que no se va a equivocar Ezequiel”, le dice a diario16 Juan Calderón.

(Publicado hoy 23 de marzo del 2014 en Diario16) 

Fotos: Chimbote en Línea 

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