Una ruta llamada Chimbote

Chimbote en Línea (Por: Jorge Yzaguirre Olivera*) Ser chimbotano es sinónimo de ser alegre, según encuestas donde se miden cuán felices son los peruanos. Quizá si la bonanza de la década de los 80 estuviera presente en estos últimos años, con mucho gusto diríamos que el chimbotano es feliz, pero a pesar de ello el puerto no paraliza sus actividades. Siderúrgicos, maestros, pescadores, campesinos, artesanos, juventud, avanzando día a día en los fragores de la lucha por hacer un gran Perú...

Es 16 de junio. El reloj marca las  nueve de la mañana. Voy a viajar pero en mí no existe lo más mínimo de ese sentimiento que se tiene cuando una persona explorará una nueva tierra.

De pronto, a lo lejos de la avenida Universitaria en Nuevo Chimbote, vi un imponente bus de dos niveles; uno era al aire libre, dando la sensación de un mirador andante. Me maravilló el simple hecho de estar sentado en ese bus tan moderno y poco común.

Durante el trayecto, veía muchas casas de diferentes tamaños, colores y formas. Pensé entonces que la ciudad alberga a mucha gente, todas distintas entre ellas, al igual que sus casas. Las calles polvorientas, los cables de electricidad que se conectaban de poste a poste y sobre todo la admiración que causaba nuestra presencia a la gente que nos veía subidos en el bus, quizá para ellos éramos gente foránea o  una familia de gran importancia para la ciudad. El asombro, acompañado de ademanes de saludo, silbidos y extrañeza, nos siguió en todo el recorrido.

La primera parada fue la majestuosa catedral Nuestra Señora del Carmen San Pedro Apóstol y la Plaza Mayor de Nuevo Chimbote, cuya creación duró 5 años (del 2002 al 2007). La imponente obra de arte hecha en honor al catolicismo chimbotano se hizo realidad gracias al movimiento de voluntarios italianos Mato Grosso, representados por el sacerdote Hugo De Censi; además, de jóvenes artesanos de Chacas quien con toda su arte aportaron a que esta misión sea hecha para fortalecer la fe de todos nosotros. La estadía fue muy amena pero aún era el inicio de un largo recorrido.

Luego de esa visita a la obra hecha por hombres seguimos la ruta y conocimos una parte de Chimbote creada por la madre naturaleza: los humedales de Villa María, considerado un ecosistema marino – costero, cuyo origen se debe a las filtraciones del río Lacramarca. Cabe indicar que antiguamente tenía una extensión de 1200 hectáreas, pero en la actualidad debido a la ambición del hombre y sus empresas se ha reducido a unas 700 hectáreas aproximadamente. Me sentí muy indignado al ver basura y desmonte, y a su alrededor ver aves en parvada agitando sus alas y anidando los humedales.

Durante la ruta que seguimos por la avenida José Pardo de Chimbote, con destino al Terminal Portuario de Chimbote (anteriormente llamado Enapu), conocí las antiguas rutas del tren que, a pesar de los años, se niegan a morir en el olvido. A pesar de lo restringido del lugar pude estar cara a cara con el mar y su realidad. Esa madre, mujer, que para José María Arguedas simbolizaba una concha de donde se sacaba todo lo necesario para conseguir satisfacción.

Terminando ya el recorrido no podría olvidar al Hotel Gran Chimú (también conocido como Hotel de Turistas),  que gracias al Estado, el 13 de marzo de este año, fue declarada Patrimonio Cultural del Perú, por su valor arquitectónico y su gran importancia histórica para la ciudad. En sus instalaciones se guardan recuerdos de reuniones de grandes celebridades, artistas como la talla de Celia Cruz y de políticos como nuestro actual presidente del Perú, quien tiene entre sus recuerdos una foto en blanco y negro de nuestra ciudad.

Esta ruta culminó con la visita a la ex estación del tren de Chimbote,  que hoy en día  pertenece a las oficinas del Ministerio de Cultura, la cual hace innumerables hazañas por conservar la historia de este puerto que se niega a aceptar que tiene una historia y que vive sumergido en la alienación de su gente.

De retorno a casa, me sentía un foráneo que solo creí que Chimbote era mi calle, el carro que me transportaba, el mall, el malecón, el rico combinado que degusto u otra cosa, pero jamás imagine que mi ciudad tuviese esa rica historia, que pocos al igual que yo desconocen; y que para mi sorpresa ya Arguedas lo describió y que nadie le tomó en cuenta.

Chimbote tiene historia, está en cada persona conocerla, está en ti. El que no conoce de su pasado, está condenado a repetirlo. ...Y al pensar en ti, Chimbote, en mi desvelo, mil deseos que me invaden por vivir impulsado hacia tu meta, cara al cielo y forjando yo también mi porvenir.

* Alumno de Comunicación Social - Universidad Nacional del Santa - Curso: Periodismo de Opinión e Interpretación

 

 

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