Chimbote en Línea. - Los emprendedores deben desarrollar diferentes destrezas que abarquen tanto temas técnicos, como la gestión financiera, la capacidad de planificación y la organización; así como diversas habilidades blandas importantes para el crecimiento de su proyecto.
Hugo Zavala Chávez, coordinador de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP) y Roberto Guevara Zavaleta, docente de Administración y Negocios de la UTP, comparten cinco habilidades blandas necesarias para potenciar un emprendimiento:
1. Comunicación efectiva. Tener asertividad implica contar con un correcto lenguaje corporal y oral, tono de voz y escucha activa. En general, toda persona que emplee una comunicación efectiva, especialmente un empresario, podrá presentar sus ideas y propuestas de negocio con claridad, persuasión, liderar equipos y gestionar relaciones con socios y clientes.
2. Liderazgo. Implica inspirar, delegar, apoyar, entrenar y motivar a las personas para que alcancen su máximo potencial. Todo emprendedor con habilidades de liderazgo puede crear, innovar, establecer metas para su negocio y guiar a su equipo hacia el éxito de sus objetivos. Un buen líder promueve un clima de trabajo positivo, colaborativo y con actitud.
3. Inteligencia emocional. Involucra la habilidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones propias y la de los demás. De esa forma, el emprendedor podrá manejar el estrés, tomar buenas decisiones y construir relaciones sólidas. Una persona emocionalmente inteligente puede también formar a nuevos líderes y garantizar el éxito de su negocio a largo plazo.
4. Adaptabilidad. El entorno de los negocios es dinámico y está en constante cambio. En ese sentido, la adaptabilidad es la habilidad de ajustarse rápidamente a nuevas situaciones, aprender de los errores y cambiar cuando sea necesario. Es una destreza que se puede mejorar con el tiempo y según los desafíos que las personas enfrentan.
5. Resolución de problemas. Esto implica identificar problemáticas rápidamente, analizar posibles soluciones y generar propuestas de valor que aseguren la satisfacción de los clientes. Quienes desarrollan esta habilidad podrán superar dificultades, optimizar procesos y desarrollar productos o servicios que satisfagan las necesidades de su público objetivo.
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