Áncash: El valioso legado que dejó el sabio italiano Antonio Raimondi al Perú

Chimbote en Línea.- La relación de Antonio Raimondi con el Perú es intensa. Desde antes de partir de su natal Italia eligió al Perú como destino para sus estudios de la naturaleza y no se equivocó, aquí encontró un campo fértil para sus investigaciones.

El aporte del sabio italiano Antonio Raimondi, quien nació un día como hoy en 1824, a nuestro país es vasto en diversos campos de la ciencia e historia. Conozcamos en este informe su obra y a través de ella su inmenso amor por el Perú.

Botánica

Su aporte más emblemático en este campo fue el descubrimiento de la famosa Puya Raimondi en el departamento de Áncash. Su hallazgo lo describió de la siguiente manera: “En la falda de los cerros, en la banda izquierda de la quebrada (de Cashapampa), se observan, en un terreno casi desnudo de vegetación, unas grandes matas con hojas espinosas en los bordes, en medio de las cuales se levanta un gigantesco tallo cubierto en casi toda su longitud de apiñadas espigas de flores.” (El Perú, Tomo I: p. 295).

Hoy en día esta planta es ampliamente conocida en el mundo con el nombre de “Puya Raimondi”, como un merecido homenaje a la memoria de su descubridor.

Pero, la obra de Raimondi como botánico es una de las más prolíficas y halló en el Perú el campo más apropiado para desarrollar estudios esta especialidad. El Museo Raimondi resalta que la exuberante diversidad de la flora peruana descubierta por el sabio italiano hizo posible que el número de especímenes conservados en su herbario supere los 20,000 ejemplares; a los que se suman 300 muestras correspondientes a frutos, cortezas, gomas, resinas y demás partes de la biología vegetal colectadas de plantas exóticas desconocidas para la ciencia de la época.

Su trabajo se resume en una de sus obras más importantes “Elementos de la Botánica aplicada a la Medicina y a la Industria…”, publicada en 1857.

Zoología
Identificar, reconocer y analizar la fauna peruana fue una de las primeras tareas que realizó Raimondi al servicio del Estado peruano. El primer trabajo fue los depósitos de guano, la principal fuente de ingresos de Perú a mediados del siglo XIX.

Sus agudas observaciones y rigurosos análisis sobre esta materia le valieron ser reconocido como uno de los primeros en postular que esta gran riqueza era resultado de los desechos orgánicos de millones de aves que pueblan nuestro litoral. Las gigantescas acumulaciones de las islas Chincha, de más de cuarenta metros de altura, tuvieron su origen en miles de años de continua ocupación de gaviotas, piqueros, guanays, cormoranes, pingüinos y zarcillos.

Sus viajes por el Perú están llenos de anécdotas y observaciones sobre la conducta de los animales, desde los criterios que deben primar en la selección entre el caballo y el burro de acuerdo a las características de la ruta a seguir, crónicas sobre la astuta conducta de los zorros, la reacción de los camélidos a fin de evitar los rayos de las tormentas eléctricas, el constante acecho nocturno de los murciélagos o el descubrimiento de los “guacharos”, singulares aves nocturnas que pueblan las cavernas de la Tingo María.
Historia

Según el Museo Raimondi, el sabio italiano comprendió desde un inició que el estudio exhaustivo de la naturaleza del Perú requería remontarse al momento mismo de su descubrimiento, y a partir de ese instante, a la sucesión de exploraciones que poco a poco develaron al mundo las riquezas de esta variada y privilegiada región.

En la primera parte del Tomo II Raimondi hace un interesante análisis de la impresión que causó en los conquistadores españoles este nuevo territorio, además de la cronología e itinerarios de sus viajes por los Andes. Las crónicas de la conquista de los más importantes autores conocidos en ese tiempo, como Zárate, Gomara, Cieza de León, Garcilazo, Herrera y otros, son comparados a la luz de sus propios conocimientos del Perú.

Este volumen también da cuenta de la importancia de la labor evangelizadora de la iglesia católica en el descubrimiento de nuevos territorios, especialmente del oriente peruano. Es el tiempo de los viajes por las cuencas de enormes y serpenteantes ríos amazónicos como el Pangoa, Tambo, Perene, Huallaga, Marañon, Napo y el impresionante Amazonas. Entre múltiples datos, son notables las reseñas sobre el descubrimiento de la nación de los Conibos, a orillas del río Ucayali o los resultados de las expediciones científicas más importantes del siglo XVIII.

Raimondi documentó los yacimientos de carbón mineral del litoral piurano, verificó el salitre de Tarapacá, recorrió las remotas provincias auríferas de Carabaya y Sandia, navegó el Marañon, Ucayali y Amazonas, entre los ríos orientales más importantes, levantó planos de ciudades como Cajamarca, Chachapoyas, Huancavelica o de notables monumentos arqueológicos como Huanuco Pampa o la Fortaleza de Paramonga.

Descubrió la estela Chavín como la imponente puya; los que llevan hoy su nombre en homenaje a su obra.(Fuente Andina)

Comentarios

Comentar