Obispo de Chimbote exhorta a dar más atención a los jóvenes

Chimbote en Línea (Por: Mons. Ángel Francisco Simón Piorno) La Jornada Mundial de la Juventud del 2013, en Río de Janeiro, ha sido el primer viaje apostólico internacional que ha realizado el Papa Francisco, primer papa latinoamericano de la historia de la Iglesia, y que ha congregado a casi cuatro millones de jóvenes. Es, pues, la mayor concentración de personas habida en Río de Janeiro; nunca se había conocido algo semejante, a pesar de que esta ciudad ha sido lugar de muchos eventos internacionales.

Muchas son las ideas transmitidas y comunicadas en estos días; y muchas más aún las vivencias y experiencias religiosas compartidas por los participantes en esta Jornada en torno al Papa Francisco. El Papa ha sintonizado totalmente con los jóvenes, cree en ellos y espera mucho de ellos.

En muchos de sus discursos les ha expresado con fuerza y les ha hecho sentir que son el futuro y la esperanza del mundo y de la Iglesia, les ha animado a que sean protagonistas y no se dejen dominar por las fuerzas corruptas que intentan manipularlos y les ha ofrecido la luz de la Palabra de Dios, la fuerza de los Sacramentos y la amistad con Jesucristo, como los medios para transformar el mundo y hacerla habitable.

El Papa ha animado a los jóvenes a ser valientes, y a tener la audacia de remar contracorriente. Les ha insistido en que no tengan miedo ni a los peligros y amenazas exteriores, ni a su propia debilidad interior.

Frente a la tarea tan ingente que hay que acometer para evangelizar nuestro mundo, el Papa ha dicho a los jóvenes que sigan la orientación de la Beata Madre Teresa de Calcuta; que, cuando le preguntaron por dónde habría que comenzar a evangelizar, respondió con toda sencillez: "Empecemos por vos y por nos".

Para ello ha instado a los jóvenes a que, en medio de los pedregales y espinos que encuentren en su corazón, hagan un huequito de tierra buena, donde se siembre la buena semilla y esperen con paciencia, pues Dios, con toda seguridad la hará germinar; ya que Él es Padre lleno de bondad y de misericordia.

El Papa ha querido ensanchar la mirada y el corazón de la juventud. Les ha dicho que no se contenten con mirar a tantos jóvenes que actualmente se sienten seducidos por Jesucristo, (unos cuatro millones estaban en la playa de Copacabana y muchísimos más seguían este evento desde los medios de comunicación) sino que piensen en todos los jóvenes del mundo y vayan a su encuentro; incluso a los que están en las periferias existenciales, y que los atraigan hacia Cristo, único Salvador de todos los hombres. Sean muy conscientes, ha dicho el Papa, que los mejores apóstoles de los jóvenes son los propios jóvenes.

También el Papa, en estos días se ha dirigido a los obispos y sacerdotes para animarles a la pastoral de la juventud. Les ha insistido con fuerza en que escuchen a los jóvenes y les dediquen su atención, pues el tiempo empleado con la juventud nunca será un tiempo perdido, sino todo lo contrario.

El Papa terminó su homilía de la Misa final de la jornada con estas palabras: “cuando Dios envía al profeta Jeremías, le da el poder para “arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar” (Jr 1,10).

También es así para ustedes. Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo de nuevo. Jesucristo cuenta con ustedes. La Iglesia cuenta con ustedes. El Papa cuenta con ustedes. Que María, Madre Jesús y Madre nuestra, les acompañe siempre con su ternura: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos”. (Publicada en Mar Adentro)

 

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