Chimbote en Línea.- La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una necesidad estratégica. Según estudios recientes, en las organizaciones que se adopta IA de manera efectiva, se incrementa la productividad y mejora la toma de decisiones. Javier Albarracín, director del Centro de Tecnología y Transformación Digital de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), explica que depende de un cambio cultural en las organizaciones.

El cambio de mentalidad como motor de innovación. Albarracín destaca que las empresas que logran una verdadera transformación digital combinan tecnología de vanguardia con culturas organizacionales ágiles y abiertas al aprendizaje. "El mayor diferenciador no son las herramientas tecnológicas en sí, sino la capacidad de los equipos para adaptarse, crecer y aprovechar estas innovaciones", resalta.

El director enfatiza que las organizaciones con mentalidad progresista están mejor preparadas para adoptar la inteligencia artificial y otras tecnologías disruptivas.

Los cuatro niveles de adopción de IA. Albarracín detalla que el camino progresivo de adopción
de la IA en una empresa tiene cuatro niveles:
1. Nivel inicial: automatización de tareas repetitivas y básicas
2. Nivel táctico: optimización de procesos departamentales específicos
3. Nivel operativo: rediseño integral de cadenas de valor completas
4. Nivel estratégico: reinvención del modelo de negocio con IA como núcleo

"El salto más complejo no es tecnológico, sino mental", explica Albarracín. "Mientras que pasar del nivel inicial al táctico requiere, principalmente, habilidades técnicas, avanzar hacia el nivel estratégico exige que los líderes desarrollen lo que llamamos 'mentalidad exponencial': la capacidad de imaginar posibilidades radicalmente nuevas gracias a la tecnología", indica.

"No se trata de implementar IA por moda, sino de crear espacios donde los equipos puedan probar, fallar y aprender de manera sistemática", dice. Otro pilar fundamental, según el experto, es la creación de comunidades internas que compartan conocimientos y buenas prácticas, rompiendo los silos departamentales tradicionales.

El especialista añade que las métricas de éxito deben evolucionar: "No solo debemos medir resultados inmediatos, sino valorar los aprendizajes obtenidos en el proceso. De igual forma, los líderes deben convertirse en ejemplos de curiosidad y adaptabilidad, mostrando en la práctica cómo se navega en entornos de cambio constante".

El experto concluye que, en los próximos años, la brecha entre empresas, con y sin madurez digital, se ampliará significativamente, siendo este último grupo el que capturará la mayor parte del valor en sus respectivos mercados.