Comenzar sin un fin en la mente: el hábito más popular del adolescente ineficaz

Chimbote en Línea (Periodismo escolar) Me encuentro sentado en un sillón escribiendo un ensayo sobre un hábito que etiqueta al adolescente como ineficaz, no se me ocurre nada, voy a ver el amanecer e imprimiré estas hojas por la mañana. Aún no se me ocurre nada, posiblemente casi nunca en mi vida se me ha ocurrido algo, he estado aquí tanto tiempo que no sé qué hacer. Soy demasiado vulnerable para afrontar un mundo tan violento y cruel, una sociedad tan hipócrita e ignorante. Comenzaré por presentarme.

Mi nombre es Diego Escobar, tengo 16 años, aunque parece que tengo veinte, me levanto cada mañana a la misma hora, la rutina de siempre, no digo que sea más importante que un barrendero o un panadero, son trabajos honestos y respetables, curso quinto año de secundaria, tengo amigos, enemigos, colegas, como cualquier persona, tengo talentos artísticos y he sentido fascinación por la actuación. Aún no estoy seguro de lo que voy a estudiar, ni sé qué será de mí después de hacerlo, tengo miedo, no lo niego, pero creo que estoy viendo cosas que nunca antes había visto, bueno, quizás sí las vi, pero no estaba prestando atención, por alguna razón todo se volvió una metáfora…

El domingo pasado, mis padres se fueron a Lima por la tarde y me quedé dos horas en el terminal mirando a la gente yendo y viniendo con su equipaje, de pronto me encontré abrumado por una creciente sensación de curiosidad, ¿qué habrá en esas maletas?, quiero saber qué es tan indispensable para pasar cuatro días en Cusco, quiero revolver cada maleta y tirar toda esa basura en una pila enorme. Mi padre dice que debería hablar con alguien más, que necesito conversar con el psiquiatra, con un profesional, mi padre cree que me estoy volviendo loco, pero, no estoy loco, yo solo quiero saber cómo funcionan las cosas, quiero desarmar cada cosa y ver cómo funciona, quiero hacer arte, quiero demoler, quiero destruir todo hasta que se haga polvo, mientras escucho rock alternativo a todo volumen y pienso en cosas violentas y a la vez hermosas.

Me gusta la música, me tomo el tiempo de adaptar la música en inglés al español y cantarla para que rime, apasionadamente soy un artista, tengo un conocimiento enciclopédico del cine, pero no pretendo dedicarme a la música, al cine, al teatro o al arte. Soy realista, y tal vez algo pesimista, aunque sería extraordinario intentarlo, sinceramente solo quiero ganar dinero. Dinero, odio esa palabra, hace infelices a tantas personas. Por un tiempo pensé en dedicarme la política, pero mi ideología es tan ficticia que es casi imposible que me dedique a ella y aún más por tener apellido de mafioso, sería una pérdida de tiempo y no estoy para perderlo.

Son las 12:30 de la mañana y aún no he terminado, me cuesta trabajo pensar en cosas con respecto a mí, no sé, simplemente, nunca había pensado en eso. Tengo demasiadas fortalezas y debilidades. Me gusta dibujar, pintar, actuar, construir; a veces me siento como un monstruo contemporáneo envuelto en una malsana envidia de un materialismo feroz. Pienso que el odio es un lastre y que la vida es demasiado corta como para estar siempre enojado…
Nací en un país subdesarrollado a comienzos del siglo XXI, fui criado mayormente por mis abuelos y algunos familiares, mi madre es abogada y mi padre, ingeniero; dos profesiones comunes en un vecindario tan común… Me gusta escribir, lo considero una fuente de desahogo, tanta ira acumulada merece su propio espacio, posiblemente tenga madera para escritor, pero no quiero morirme de hambre, es difícil alcanzar tus objetivos y hacer realidad lo que te propusiste de niño, solo seré una gota más de un océano infinito…

De aquí a unos años, me veo como un profesional único, con una vida diferente a las demás, no como la que tengo ahora… Estoy harto de estar así, quiero coger un bate de béisbol y romper a pedazos muchas cosas, hasta que se hagan polvo, eso me aliviaría un poco… sé que soy algo extraño escribiendo estas cosas, pero no se me ocurre nada para fingir, así pienso yo. Dentro de algunos años, acabaré de estudiar arquitectura, conseguiré un trabajo estable y tendré una casa hermosa con muchos lujos, no quiero llegar a ser padre, quisiera morir a los 33 años, la misma edad que Jesucristo, lo sé, es poco tiempo pero no quiero verme de viejo, no quiero que un día me vea al espejo y vea a un viejo arrugado y maltrecho, recordando cómo me veía en mi juventud…

En fin, ya son las 5:00 de la mañana y me ha tocado ver el amanecer por mi ventana, me ha tocado decirte lo que he aprendido: la vida larga no existe, solo hay un aquí y un ahora, nada más, tú no eres más que un pensamiento. Creo que debería terminar mi ensayo con una cita porque hay alguien que lo ha hecho mejor que tú y que si no puedes superarlo, róbaselo y aprovéchalo, así que escogí a alguien que creo que te gustará: “El ser humano tiene dos vidas, una cuando nace y otra cuando se da cuenta de que solo tiene una”. (Confucio) Si bien la pasión puede tensar nuestros lazos de afecto, jamás debe romperlos, las místicas cuerdas del recuerdo resonarán cuando vuelvan a sentir el tacto del buen ángel que llevamos dentro.

CALIGRAMA (poema visual de Diego Escobar)
“No tengas planes. Evita las metas a toda costa. Y nunca pienses en el futuro. ¿Para qué preocuparte por las consecuencias de tus actos? Vive el momento. Duérmete, desperdíciate y tómalo todo a la ligera, porque mañana estarás muerto”.
(Recuperado de: “Los 7 hábitos de los adolescentes altamente efectivos” – p.25 – Sean Covey)

ESTUDIANTE: Diego Escobar Gutierrez
COLEGIO: I.E.P.P “SANTA ROSA DE LIMA”
GRADO: Quinto de Secundaria
ASESORA: Prof. Paola Rosales López

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