Chimbote en Línea.- El accidente cerebrovascular (ACV), también llamado ictus, causa la muerte de entre 3-4 de cada 1,000 peruanos por año, según el Ministerio de Salud. Para tratar de manera óptima a un paciente con ACV se tienen cuatro horas y media, pero por lo general los pacientes llegan después de ese periodo. De acuerdo con un estudio científico, solo entre el 10 % y 15 % de pacientes peruanos llegó dentro del tiempo recomendado.
El accidente cerebrovascular ocurre cuando se obstruye el paso de la sangre a una zona del cerebro (isquemia) o cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe (hemorragia), esto resulta en el daño de los sectores del cerebro afectados.
El estudio, a cargo de un grupo de científicos peruanos, fue publicado en la revista Heliyon, y analiza cuáles eran las complicaciones intrahospitalarias más frecuentes en los pacientes que ingresaron por urgencias con un accidente cerebrovascular isquémico al Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, de EsSalud, en el periodo del 1 de enero al 30 de septiembre de 2021.
“Si el ACV no se trata a tiempo, existe un mayor riesgo de mortalidad o discapacidad. Este riesgo está condicionado por factores en los que puede o no intervenir el médico. Las complicaciones intrahospitalarias son situaciones en las que puede influir el personal de salud, por eso es importante conocerlas”, explica el neurólogo Miguel Vences, autor principal del estudio y docente de la Universidad Científica del Sur.
¿Qué complicaciones presentaron los pacientes con accidente cerebrovascular?
La investigación identificó que aproximadamente el 32% de los pacientes con accidente cerebrovascular presentaron una complicación durante su internamiento en el hospital. Las principales complicaciones fueron las neurológicas y las infecciones toráxicas y urinarias. Además, el 74% de los pacientes presentaba al menos una comorbilidad previa a la hospitalización como hipertensión o diabetes.
“Los dos tipos de complicaciones que se presentaron con mayor frecuencia en el estudio se pueden prevenir con una adecuada atención por parte del personal de enfermería o médico. Por ejemplo, colocar la cabecera a 30° grados, realizar el test de disfagia, colocar la sonda urinaria en casos específicos, entre otros, son algunas medidas generales que contribuyen a reducir las complicaciones”, explica Vences.
Otro hallazgo de los científicos fue la relación entre el nivel de albúmina y la manifestación de una complicación intrahospitalaria. Los pacientes con niveles mayores a 3,5 mg/dl tenían un menor riesgo de complicación. Por otra parte, los pacientes con anemia o con antecedentes de medicación previa presentaban una probabilidad de complicación mayor.
La albúmina es la proteína más abundante que se encuentra en el plasma humano. Se produce en el hígado y se encarga de modular la distribución de fluidos para varias partes del cuerpo, es decir, evita que el líquido del torrente sanguíneo se filtre a otros tejidos.
“Lo que falta en los centros de salud es mejorar el primer filtro de atención en emergencia. Es importante reconocer rápidamente a un paciente con ACV en triaje y derivarlo a una unidad de trauma-shock para que sea tratado inmediatamente. Lo que comúnmente hace el personal de emergencia en nuestro país es derivarlo a una unidad de observación en la que se pierden minutos valiosos”, puntualiza Vences.
“A raíz de la pandemia y de todo el problema con el dengue y la malaria, nuestro país continúa enfocado en políticas públicas para enfermedades infecciosas. Pero las enfermedades crónicas son las que le generan más carga al estado en términos sanitarios y económicos. Este estudio publicado busca atender a esas enfermedades para mejorar los procesos de atención en los centros de salud”, finaliza Leda Hurtado, coautora del estudio e investigadora de la Universidad Científica del Sur. (Fuente: Andina)
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